En la corta historia de nuestro sistema democrático, desde Trujillo para acá, las personalidades que se destacaban en el área de la comunicación hasta los años 90, se podrían contar con dos manos.
Personalidades como José F. Peña Gómez, Joaquín Balaguer y el Profesor Juan Bosch, eran la referencia de éxito comunicacional y el patrón a seguir de todo el conglomerado social de aquel entonces, en algunos aspectos continúen siéndolo, pero no como un factor hegemónico.
En los 12 años de balagues era común escuchar en el argón popular expresiones como: Balaguer lo sabe todo, el único con capacidad de hablar es balague, lo que diga Balaguer, si Balaguer, Peña o Bosch lo decían entonces si tenía importancia en la sociedad, un contraste total y absoluto a lo que vivimos hoy, hoy, la regla es que lo que comunica un líder político o social hay que comprobarlo, pero si es algo que se hace viral en las redes o medios de comunicación, entonces si puede ser cierto por el hecho de marcar la tendencia de opinión.
La digitalización de la comunicación lo ha cambiado todo, tener una formación académica para validar una opinión o un hecho social ya no es necesario, solo basta con poseer un dispositivo electrónico y compartirlo a la red, o en la opinión pública, ponderarla como buena y valida es trabajo de los que reciben la información.
La opinión de los presidentes, ministros, líderes religiosos, ahora tiene que pasar por un filtro muchos más amplio, el que no entienda que ya todo el mundo Twittea, Postea y Whasappea, no encajara no solo en los sectores político partidistas, sino más bien no encajara en la sociedad de hoy como tal.
Los dos canales de comunicación que los partidos políticos deben establecer.
Los partidos son instituciones públicas, esto no quiere decir que todo el público tiene derechos en cada uno de ellos, pues para tener derechos en cualquier institución política tienes que afiliarte a ella. Ahora bien, lo que sí es público y todos ejercen el derecho sean afiliados o no en los partidos es en la comunicación, la opinión, debido a que la misma es transversal y por más privada e institucional que se trate de manejar, una vez llegue, como llega y seguirá llegando a la opinión pública, pasa a ser un ejercicio de todos. Por ende, en este tiempo de la comunicación digital, los partidos deben de gestionar dos canales estratégicos y efectivos de comunicación ligados a la tecnología y las redes sociales: El interno o institucional y el Publico.
El interno o institucional claramente va alineado a los asuntos de interés particular de un partido, los acuerdo, conflictos, decisiones que son de manejo cerrado, sí, pero hoy en día salen con mucha facilidad a la luz pública y ahí es que debería de establecerse un plan preventivo, pues cuando algo que no debió salir sale, los partidos deben tener un plan de respuesta a lo que se les llega a escapar de las manos, organizarse de manera digital y competitiva y así no quedar como popularmente son señalados, ´´Jabladores´´.
La comunicación pública en el partido debe ser como su propio nombre lo expresa, ´´publica´´ sin guardarse nada, debe de llegar a todos los sectores y para ello deben crear las estructuras digítales que vayan al nivel de su sociedad, si están mínimamente por debajo de la sociedad que quieren dirigir en responder, orientación, contenido, será una institución política que la misma sociedad digital de hoy le enrostre el no estar a su nivel.
La comunicación en el ámbito político lo es todo hoy más que nunca, y si no se adaptan a ella, seguirán dejando la misma impresión que siente un niño de 15 años cuando va a un museo.