La comunidad, espacio geográfico, socio-cultural y afectivo, donde nacemos, crecemos, residimos y compartimos nuestras alegrías, progresos y tristezas con nuestra familia y vecinos. Algo muy querido y defendido por sus pobladores.
Exactamente, el lugar donde vive cada uno/a de los dominicanos/as dentro de los 148 mil 730 kilómetros cuadrados que conforman nuestra media isla.
Geográficamente, una comunidad puede ser una zona rural o campo, (paraje o distrito municipal), una ciudad o municipio, (sus sectores, barrios, urbanización, ensanche, un complejo habitacional ), una provincia, región o un país. Es el punto geográfico donde residimos.
Las provincias y comunidades más golpeadas por la pobreza y la miseria extrema ya están establecidas en nuestro país.; las cuales carecen de los servicios básicos elementales para la existencia humana como agua potable, energía, regularidad en la recogida de basura, higiene en las calles, centro de salud de atención primaria, escuela en buenas condiciones (esto ha mejorado), calles y caminos vecinales en buen estado, fuentes de empleos, inseguridad /delincuencia y un largo etc.).
Realmente, son muchos los (campos, pueblos y barrios tratados con desprecio y olvido, por los gobiernos y las alcaldías. De ahí las grandes migraciones de campesinos a las ciudades, pasando a vivir en las peores condiciones (debajo de los puentes, orillas de los ríos y en cuevas, es decir, en lugares inhóspitos, no aptos para seres humanos.
Es así cómo son tratadas las comunidades y sus pobladores,privándolos así de sus derechos humanos, para luego hacerlo “merecedoras” de la famosa TARJETA SOLIDARIDAD, bono luz y bono gas, y de ese modo convertirlos en presos de confianza a la hora del voto electoral. Así de sencillo se maneja esta sociedad. Todo como resultado de la gran deuda social acumulada.
Es hora de que el liderato comunitario y los propios residentes, piensen primero en sus intereses como colectividad, en su progreso social, antes que en los intereses de los candidatos a puestos políticos. Los acuerdos y compromisos son primeros con la comunidad y después los personales. Solo de esa manera le respetarán su dignidad y decoro. De lo contrario, seguirán siendo tratando con desprecio y olvido.