Si buscamos conceptualizar la palabra concordia vamos a encontrar definiciones con sinónimos como: acuerdo, armonía, alusión a una unión, simpatía, unidad, conformidad, franqueza, correspondencia, alianza.
Estas descripciones nos llevan a pensar mucho en la familia, nuestros padres, cónyuge, hijos etc. y específicamente en la sociedad que le hace falta este valor que llevamos dentro pero que olvidamos practicarlo en la cotidianidad por estar centrado en nuestros proyectos ambiciosos y personales. Al final siempre hará mucho bien intrínsecamente ser y servir de instrumento de concordia ante las adversidades, las situaciones entre familiares cercanos, amigos y en el ámbito laboral, porque el resultante de nuestra actitud depende mucho de la influencia del ambiente que nos rodea pero mucho más contundente y armoniosa debe ser la respuesta que le demos a la situación. Ser instrumento de concordia puede evitar grandes conflictos dañinos para unos y al mismo tiempo apagar un fuego desalentador para otros.
Mientras pasan los años podemos experimentar momentos amargos y oscuros en la trayectoria de ese caminar, donde tenemos la libertad de tomar la decisión de ser instrumentos de unidad o ser parte del plan desalentador, que en muchísimas ocasiones lo provocan otros y que no escapamos de ello en los diferentes sectores como podemos citar: político, religioso y étnico.
La concordia ha sido y debe continuar siendo un mecanismo fundamental en la cimentación que soñamos, en la resolución de conflictos y en la creación de proyectos de bien colectivo.
La concordia ha de dirigir las diplomacias mutuas y se lleva a cabo de forma sencilla en un manejo inteligente de lo complejo, sin abandonar los valores que nos atañen de manera universal.
La concordia inicia por mí y por ti, y sin duda alguna debemos iniciar en casa, en la Iglesia, en el trabajo, y en términos ya generales en la sociedad, teniéndonos como instrumentos de ella donde no permitamos que el ego nos ate y posteriormente impida aportar una semilla que puede germinar y dejar huellas como frutos para futuras generaciones que lo recordarán cada día de su vida. Seamos instrumento de paz, armonía y de unidad.