La conquista de la felicidad post- divorcio

La conquista de la felicidad post- divorcio

Aquí descansa el gran desafío: lograr felicidad y libertad después de un divorcio. Aprender a romper las cadenas del estigma, de los prejuicios y los estereotipos de una sociedad que señala con un índice acusador, que pega a la pared, que chismea y que juzga, sin valor ni ayudar a las parejas divorciadas a cómo superar todos estos escollos o cómo derrotar esa percepción que se tiene de los divorcios y de las personas que optan por la separación.

  El desafío apuesta a que solo aquellas ex parejas que sean capaces después de un divorcio de empoderarse y conquistarse a sí mismos, en poder entender que su felicidad es una conquista de las actitudes emocionales positivas: amor, compasión, solidaridad, altruismo, paz, alegría, espiritualidad, bienestar, libertad y una cultura del buen trato, habla del logro de la felicidad. La felicidad no son los momentos felices, diríamos que esa es la parte más comprensible, más liviana y ligera de deglutir; sentirnos bien y felices cuando nos encontramos seducidos, alegres, recibiendo entretenimiento y diversión para el goce y el placer, puede hacer pensar que es felicidad. Sin embargo, la felicidad va más allá de los momentos felices, del placer, del confort y del consumo placereado. La felicidad es una conquista emocional y espiritual que se asume a través de lograr la armonía interior con lo exterior, con el sentido de la vida y el sentido de la utilidad, para lograr la transcendencia de la vida. O sea, aprender a saber qué es lo significativo y valorativo de la vida, entonces, realizarlo, construirlo, y defenderlo y accionar sobre ese significado.

Esa felicidad empieza por la recuperación de su autoestima, de su identidad y voluntad como ser humano; por su propia dignidad y la legitimación de entenderse a usted como persona. Como ex pareja tiene derecho y deberes, tiene razones y motivos suficientes y alcanzables para decirse a sí mismo: “soy una persona merecedora de felicidad”. Esa valía parte de los pensamientos, de las emociones, de la afectividad que hablan y confiesan: “Sé tú”, “ámate tú”, “valórate tú”, “gózate tú”, “siempre sé tú”, y “trasciende tú”. Es una motivación que impulsa, y desde dentro hacia fuera, moviliza, estimula y refuerza el crecimiento integral.

 Para alcanzar la felicidad hay que lograr tres cosas: alguien a quien amar, algo qué hacer y una esperanza. Y la esperanza es la pasión de lo posible y lo posible se trabaja en el día a día, s construye, se conquista. La felicidad y la libertad no son chepa, casualidad, suerte, ni boleto premiado: nada de eso. Repito: es una conquista emocional, espiritual que se trabaja con o sin pareja, después de un divorcio, soltero o casado. Estas claves la planteo en mi libro Divorcio Inteligente.

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