Por Justin Baer
En Nueva York
La consolidación en la industria de líneas aéreas de Estados Unidos puede lograr finalmente todo lo que sus defensores dicen, desde cortar los gastos a los transportistas domésticos para ayudarlos a competir con sus rivales globales, pero podría tomar varios años de fallos técnicos operacionales y negociaciones difíciles con organizaciones laborales antes de que cualquier fusión pueda ser considerada un éxito.
Los ejecutivos de líneas aéreas, que han vendido los méritos de absorciones como su mejor opción para aguantar los costos sin precedentes del combustible y la recesión de la economía de Estados Unidos, miran la negociación más reciente -la fusión de America West y US Airways en 2005.
Pero la combinación, que unió lo que los conocedores de la industria consideran una línea aérea de segundo nivel con un transportista con legado bajo la protección de la bancarrota y casi al borde de la liquidación, ha sido plagado por problemas en el sistema de reservaciones, un pobre desempeño en puntualidad y un conflicto que todavía hierve a fuego lento entre las uniones de pilotos de ambas compañías.
US Airways y America West son un ejemplo clásico de lo que puede fallar, dijo Bill Swelbar, un ingeniero de investigación en el Massachusetts Institute of Technologys International Center for Air Transportation (Instituto del Centro Internacional de Energía para el Transporte Aéreo de Massachussets).
Delta Airlines está ahora en conversaciones de fusión por separado tanto con Northwest Airlines como con United Airlines, y los ejecutivos de Continental Airlines dijeron la semana pasada que si se movían agresivamente la industria se consolidaría a su alrededor.
En cambio United está sopesando si reiniciar las negociaciones con Continental si las discusiones con Delta no llegan a un acuerdo, según dijo gente familiarizada con los planes del transportista.
Incluso si los ellos logran un trato o dos y ganan la aprobación de los reguladores anti trust y líderes laborales para seguir adelante, se enfrentarán a la tarea de combinar dos compañías complejas. Sin embargo, Doug Parker, el actual presidente de US Airways y arquitecto de la fusión, no se arrepiente:
Yo lo haría otra vez sin pensarlo un segundo, dijo en una entrevista reciente.
Cualquiera que atraviesa una fusión tendrá esas mismas dificultades. Hay una miríada de sistemas, y unirlo todo es muy, muy difícil. Hacerlo es lo correcto.
A pesar de arrastrar su red de cinco empresas de transporte en la capitalización bursátil, US Airways está en posición de reportar un beneficio de aproximadamente $418 millones en 2007, según los analistas. Eso es más de lo que United espera ganar y dentro de $10 millones del total estimado para Delta, según predicen los analistas.
La compañía combinada ha rebotado de un estiramiento brutal en los primeros seis meses de 2007, cuando terminó en último lugar entre los transportistas locales en puntualidad, según un estudio del Departamento de Transporte de Estados Unidos. Para noviembre pasado, US Airways se situó en noveno lugar.
Pero, incapaz de convenir en cómo situar en rangos la fuerza de trabajo combinada por antigüedad, lo que ayuda a determinar la paga a pilotos y la elección del avión que vuelan, América West y la vieja US Airways no han fundido sus uniones. Aunque la compañía combinada ha continuado operando con dos grupos de pilotos por separado, su disputa socava la moral de los empleados y hace imposible, o muy difícil, para la administración negociar nuevos contratos.
Parker señaló que se mantiene optimista en cuanto a que los pilotos de America West y US Airways se fusionen en una sola unión.
Dicen los defensores de la consolidación, lo que ha hecho esta disputa inusual han sido las diferencias en permanencia en el puesto.
Los pilotos de Delta, United, Continental y Northwest pueden enfrentar las mismas dificultades.
No obstante, puede que los directores generales (CEO) de las líneas aéreas tengan que esperar unos años antes de que sus compañías se integren completamente, dijo Parker.
El incentivo fiscal ofrece una ayuda, pero es algo limitada
El paquete hará menos diferencia de lo que la energía dedicada al asunto sugiere
En un repentino y transitorio estallido de interés por cooperar, la Casa Blanca y el Congreso, animados por la Reserva Federal, trabajan en un plan de incentivo fiscal. El esfuerzo es bienvenido – pero posiblemente hará menos diferencia de lo que parece.
Los líderes congresionales y la administración, cuyo propósito es decidir algo para el discurso de Estado de la Unión el 28 de enero, están considerando los reembolsos de impuestos, los aumentos en el crédito tributario, más dinero para cupones de alimentos y seguro por desempleo e incentivos a la inversión.
Aún suponiendo que el Congreso y la Casa Blanca discutan a fondo su plan este mes, los reembolsos de impuestos basados en las declaraciones de 2007 no se darían hasta principios del verano, según la Oficina Congresual del Presupuesto. Basar los reembolsos en los retornos de 2006 aceleraría algo las cosas, pero más gente vería cambios en sus circunstancias. Cuando llegue, ¿cuán grande será el efecto de ese incentivo?
En 2008, muchas más casas confrontarán una deuda excesiva, lo que hace probable que la mayor parte del reembolso se utilice para pagar préstamos en lugar de aumentar el gasto. Esto solo ayudará en el caso de las personas de bajos ingresos y los desempleados, que gastarán más del dinero en efectivo extra (o el equivalente, como cupones de alimentos).
La lenta producción reduce los impuestos y aumenta los desembolsos públicos.
Los demócratas esperan hacer algo al respecto- pero la pregunta es de qué otro modo reforzar los estabilizadores y vadear las demoras y el politiqueo de estos debates periódicos sobre el estímulo fiscal.
En el panel de Brookings Institution a principios de este mes, Martin Feldstein de Harvard solicitó un mecanismo de impulso permanente que vincule los reembolsos de impuestos a las personas con peores condiciones económicas. Esto es seguramente deseable en un principio, pero el problema es que la mayoría de los indicadores son retrasados, por lo que se requerirían pronósticos del consenso -pero ¿qué pronóstico, cuál consenso?
Otra posibilidad sería de mirar la base impositiva. Un impuesto progresivo al consumo habría hecho más lento el boom en el gasto de vivienda – y el gasto basado en crédito de los últimos años. Pero los ciclos diferentes son manejados por fuerzas diferentes, así que una base impositiva que estabiliza un conjunto de circunstancias puede no hacerlo con otras.
Nada de esto está en la agenda. La política impositiva se mueve muy lenta, incoherente e imprevisiblemente como para ofrecer esperanzas de mejoras estructurales, a pesar de lo que se necesitan.
Aun con el estímulo fiscal inminente, la Reserva Federal continuará con el peso de estabilizar la economía de EU. La buena noticia es que todavía tienen sitio de más para cortar las tasas de interés. Wall Street espera un corte de 50 puntos base pronto, con más en el futuro. La mala noticia es que la confianza en la economía sigue bajando; en algunos estimados apenas se ha dado la tercera parte del ajuste en los precios en las viviendas,y el fin de la crisis del crédito todavía no está a la vista.
COLUMNA DE LEX
Apilan fondos que rastrean los índices
Inversionistas institucionales están apilando fondos que rastrean índices. Legal & General, el proveedor más grande de Reino Unido, disfrutó la friolera de 155 por ciento en nuevos negocios el año pasado.
State Street Global Advisors y Barclays Global Investors también reportaron grandes beneficios.
En parte, la entrada de ingresos es un síntoma de que se ha reducido el apetito por el riesgo. El rastreador de riesgo de L&G sobrepasó la duplicación de sus ganancias el año pasado, mientras muchos nuevos clientes buscados como contrapeso a apuestas más arriesgadas en otros lugares – las asignaciones para fondos de cobertura, o el sector de la alta-convicción o llamadas locales. Pero la afluencia de beneficios recientes puede reflejar también un realización de que muchos fondos teóricamente activos están en rastreadores de armario; de hecho, cobrando honorarios grandes para la selección de acciones y su comercio a cambio de recibir beneficios apenas por encima de la referencia, de modo que no es de sorprenderse porque los clientes estén deshaciéndose de las partes inactivas de sus carteras activas en busca de honorarios más bajos. A largo plazo, los fondos pasivos casi siempre golpearán a los activos. La implacable aritmética de reducir los gastos significa que £100 invertidas en el rastreador del índice de mediana hace cinco años valdría aproximadamente £200 en la actualidad, contra £196 en la unidad de venta al detalle en el sector activo de trusts, según Morningstar y el Banco de Nueva York Mellon.
Por supuesto, rastrear índices tiene sus inconvenientes. La posibilidad de rastrear barato disminuye naturalmente en un mercado bajista prolongado. La mayoría de los rastreadores de índices de capital da a los inversionistas con sobrepeso en algunos sectores, como recursos naturales, bancos y telecomunicaciones. La conmoción de los índices, que obliga a los directores o administradores a zanjar acciones deprimidas y pagar por las infladas, también podría comerse los retornos de capital. Y la acumulación reciente de activos por los rastreadores de fondos puede haber sido halagada por las instituciones nerviosas que estacionan su dinero mientras buscan nuevos y activos gerentes.
Pero mientras los fondos del índice raramente serán los que mejor actúen, nunca serán los peores. En condiciones inciertas, eso parece atractivo.
VERSIÓN AL ESPAÑOL DE MIRIAM VELIZ