La Constitución chilena

La Constitución chilena

Félix Nova

En los últimos años dentro de la República de Chile se ha debatido sobre la posibilidad de una nueva Constitución, lo cual a través del referéndum llamado Plebiscito Nacional 2020, se determinó el inicio de un proceso constituyente para redactar una nueva Constitución, de igual manera el mecanismo para dicho proceso. El origen de ello, en resumen, es debido a las críticas de la Constitución de 1980 por el aspecto de legitimidad de origen y la deficiencia democrática del texto que han hecho que la norma suprema chilena algunos se les refiera como “La Constitución de Pinochet” y desde 1989 ha sido un tema cotidiano la sustitución de dicha ley fundamental, hasta que ocurrió el estallido social en 2019.

El referéndum convocado registró una participación del 50%, destacando que este evento tuvo lugar en medio de la pandemia del Covid-19. Este porcentaje, considerado por algunos como una baja abstención en ciertos lugares, resultó ser históricamente alto en el contexto chileno. Sorprendentemente, superó la participación en las elecciones de 2017, que fue del 49% en su segunda vuelta. En cuanto a los resultados de la consulta, la aprobación para una nueva Constitución fue la opción ganadora. Esta nueva Carta Magna sería redactada por la Convención Constitucional, cuyos miembros serían elegidos mediante elecciones, mayoritariamente provenientes de diversos partidos de izquierda.

Puede leer: La paradoja de la tolerancia

En el momento de la formulación de la propuesta constitucional, surgieron numerosas interrogantes que generaron cierto descontento en la ciudadanía, las cuales podemos ver que en el artículo 1, la definición de ser un Estado “plurinacional”, como también definiendo al país como “república solidaria” y en el que se reconocen 11 naciones indígenas y aceptando que esas naciones indígenas tengan sus propios sistemas de justicia. Sobre lo ultimo era una propuesta alucinante pensar en cómo podría articular un Estado de derecho moderno con modelos judiciales basados en la tradición y vieja costumbres o que no todos los chilenos se enfrentarían al mismo modelo de justicia.

Al final, la propuesta de Constitución obtuvo un referéndum para determinar si la ciudadanía chilena se encontraba de acuerdo con esa Constitución redactada por la Convención Constitucional. Dicho plebiscito superó con creces el anterior de 2020 con la participación de un 85% del padrón. A la hora de los resultados fue tajante el rechazo con un 61.89%, delante del 38.11% que estuvo a favor del proyecto. Dicha decisión hizo que el presidente Gabriel Boric indicara que no era el fin del proceso constituyente.

Al suceder el rechazo a la primera propuesta, se acordó elegir una nueva Convención y elegir a los 50 consejeros constitucionales, donde el Partido Republicano de tendencia derechista de José Antonio Kast, alcanzó la mayoría de escaños dentro de los consejeros, por lo cual, ahora le tocaría a la derecha redactar su propuesta constitucional para un próximo plebiscito que fue acordado en el Acuerdo por Chile para el 17 de diciembre de 2023.Al igual que la propuesta anterior, el proyecto también tuvo su cierto nivel de descontento, el cual se vio reflejado el pasado domingo en el plebiscito donde el 55% de los votantes, votaron en contra de esa nueva Constitución presentada ahora por la derecha. El rechazo de esa propuesta de la derecha, al igual que el de la izquierda en una primera lectura me dejo claro que ambos lados están de acuerdo en estar desacuerdo.

Ahora, pensándolo fríamente, vemos que el voto en contra de ambas constituciones se puede considerar por encima de todo como un voto por la moderación, debido a la alta polarización que ha vivido el pueblo chileno en los últimos años. Lo cual, viendo un lado positivo, debe existir la posibilidad de que los representantes políticos puedan tener un encuentro para avanzar vía el consenso para el avance de las reformas que exigieron los chilenos en el 2020.

Volviendo a la considerada “Constitución de Pinochet”, puede tener sus fallos como alegan muchos de sus detractores y entiendo su postura por lo que representó el caudillo en ese país. La realidad de esa Constitución es que ha sido la base del funcionamiento del sistema democrático vigente en Chile desde la presidencia de Patricio Alwyn hasta el actual mandatario Gabriel Boric, han sido 6 presidentes distintos y todos con una que otra modificación puntual a esa Constitución de Pinochet, que no ha sido obstáculo para el crecimiento tanto en lo económico y en otros indicadores como el de democracia que había obtenido Chile hace unos años atrás.

Por lo que terminamos reflexionando lo siguiente, el pueblo chileno hace 3 años deseó una nueva Constitución, pero que no sea la que la izquierda o la derecha proponen. Lo cual debe ser una norma fundamental que represente un consenso no solo de los actores políticos, también de los distintos sectores tanto económicos y sociales del país que fue en su momento un ejemplo de estabilidad y sensatez en Latinoamérica. Y por último, saber que una reforma constitucional en si no resuelve los problemas de la noche a la mañana de un país, lo que deben tener en cuenta tanto los chilenos como cualquier otra persona es que una Constitución es importante, pero mucho más importante es la voluntad de hacer cumplir y de respetar las reglas de juego de la democracia.

Publicaciones Relacionadas