No cedamos las aguas del río Dajabón, llamado popularmente Masacre.
Esa construcción inconsulta del ministerio de agricultura de Haití debe suspenderse definitivamente.
Perder las aguas del Masacre empobrecería a los dominicanos y afectaría significativamente nuestra foresta.
Haití no puede usar las aguas del río Masacre, sin que lo autorice el Congreso Nacional Dominicano, a petición del Poder Ejecutivo.
Este aspecto está regido entre las dos nacionales por el “Tratado de Paz y Amistad Perpetua y Arbitraje”, ratificado en la ocasión por las cámaras legislativas dominicanas y haitianas.
De ahí que la Constitución Dominicana, en el artículo 11, sobre los “Tratados fronterizos”, consagra que “El uso sostenible y la protección de los ríos fronterizos, el uso de la carretera internacional y la preservación de los bornes fronterizos utilizando puntos geodésicos, se regulan por los principios consagrados en el Protocolo de Revisión del año 1936 del Tratado de Frontera de 1929 y el Tratado de Paz, Amistad Perpetua y Arbitraje de 1929 suscrito con la República de Haití”.
Por eso, la solución del conflicto en el Masacre tiene que alcanzarse acogiendo el Tratado del 1929, que en su artículo 10, establece lo siguiente: “En razón de que ríos y otros cursos de agua nacen en el territorio de un Estado y corren por el territorio del otro o sirven de límites entre los dos Estados, ambas partes contratantes se comprometen a no hacer ni consentir ninguna obra susceptible de mudar la corriente de aquellas o de alterar el producto de las fuentes de las mismas”.
Y es que, los haitianos podrían usar las aguas del río Masacre sólo si cumplen con las siguientes tres condiciones:
1.- Que no desvíen el curso de las aguas.
2.- Que disminuyan el caudal.
3.- Que no cambien su contenido.
Sin embargo, el sólo hecho de hacer un canal, es una desviación y usarla para la agricultura, es reducirla.
Esa construcción de Haití en la frontera nuestra vería tronchada su agricultura de arroz, ganado, frutos menores, entre otros; y languidecería el Parque Nacional de Montecristi.
Explica el ingeniero-geólogo Osiris de León, un profesional de elevada calidad y profundos conocimientos, que por “… el río Masacre apenas transita 2.5 a 3 m3/s, pero Haití necesita 3 m3/s”, lo que indica que Haití tomaría todas las aguas de dicho río.
La obra que vienen haciendo los haitianos tomaría prácticamente la totalidad de las aguas del río Masacre, que se llama verdaderamente Río Dajabón.
No podemos ser débiles, dejando violaciones al tiempo, pues siempre llegan las coyunturas históricas donde mediante acuerdos o tratados, y con presiones de grandes potencias, se le cede a Haití pertenencias dominicanas.
En el 1929 les fueron cedido 4,572 4,572 km², es decir, un 8%; y en el 1936 1,628 km² del país, pasaron a ser territorio haitiano.
La República Dominicana bajó de 54,642 km² a 48,442 km², mientras Haití aumentó de 21,550 km² en el 1804 a 27,750 km², en la actualidad.
Fue así que perdimos un 11% del territorio dominicano, equivalente a 6 mil 200 kilómetros cuadrados.
Nos quitaron a Hincha, donde nació Pedro Santana, San Miguel de la Atalaya, San Rafael de la Angostura y Las Caobas). Ver mapa:
Después que la Comisión Mixta Bilateral Dominico-Haitiana, reconocieron “… que la obra iniciada (por Haití) en el río Dajabón o Masacre para la captación de agua no consiste en un desvió del cauce del río.”, el Presidente Luis Abinader, sabiendo que esa no era la defensa que esperábamos los dominicanos, dijo en Jarabacoa que “Lo único que se aprobó en esa comisión fue crear una mesa técnica”.
Esperamos, en consecuencia, que siendo así y como acaba de anunciar el canciller, Roberto Álvarez, la comisión dominicana no asista a las reuniones binacionales, hasta tanto Haití declare de forma pública que ha paralizado la construcción del canal de riego que construye con aguas dominicanas.