La constituyente es la democracia

La constituyente es la democracia

DIÓMEDES MERCEDES
“La clasificación de un sistema político como democrático constitucional depende de la existencia o carencia de instituciones efectivas por medio de las cuales el ejercicio del poder político esté distribuido entre los detentadores del poder, y por medio de las cuales los detentadores del poder estén sometidos al control de los destinatarios del poder, constituidos en detentadores supremos del poder. Siendo la naturaleza humana como es, no cabe esperar que el detentador o los detentadores del poder sean capaces, por autolimitación voluntaria, de liberar a los destinatarios del poder y a si mismo del trágico abuso del poder. Instituciones para controlar el poder no nacen y operan por sí solas, sino que deberían ser creadas ordenadamente e incorporadas conscientemente en el proceso del poder…la mejor manera de alcanzar este objetivo será haciendo constar los frenos que la sociedad desea imponer a los detentadores del poder en forma de un sistema de reglas fijas -”la constitución”- destinadas a limitar el ejercicio del poder político”. —Karl Lowenstein, Teoría de la Constitución.

República Dominicana no es una nación porque no posee la Constitución de su constituyente; tiene la de quienes les han secuestrado el poder al pueblo. Se la cambian y se la imponen arbitrariamente sin ninguna legitimidad, usándola como toalla desechable, haciendo todas las maromas y maniobras de que las que son capaces los detentadores del poder encubriendo su tiranía, haciéndolas o cambiándolas según los proyectos estratégicos de los intereses que sostienen, falseando la democracia, en contra del pueblo actual y el del futuro.

Eduardo Jorge Prats en su eminente obra Derecho Constitucional en el tomo I, capítulo 3, titulado La Cuestión del Poder Constituyente afirma: “El poder constituyente es una de las categorías más importantes del constitucionalismo moderno, pues como bien afirmaba Sieyes “una constitución” supone ante todo una constituyente”.

Sieyes fue un influyente político en los períodos de la Revolución Francesa y napoleónicos. Es importante la cita; porque aunque Jorge Prats toma ésta en su valía legitimadora de la institución que es una Constitución, la circunstancia histórica en la que el francés la expresa, fue la del derrumbe del viejo régimen y dentro de la asamblea en la que Sieyes votó por la decapitación del rey, representante de aquel orden, para que el pueblo francés, en lo adelante fuera el soberano.

La constituyente es la soberanía. Esta produce el nuevo pacto social y político que se presupone es la república, regida por un proyecto de nación legítimo y obligatorio que pautaría la vida del país y sus gentes bajo un programa ley, convertido por el espíritu de todos en el único liderato, dirigido contra todo despotismo, tiranía, caudillismo u otro poder colonizador extranjero.

Es la razón por la que los detentadores del poder en el país maquinan tanto y tanto, eludiendo lo que sin duda es lo que necesitamos para institucionalizar la conclusión del proceso de nuestra revolución democrática empoderando al pueblo pacíficamente, incorporándolo a la sociedad política dotando a la ciudadanía de la credibilidad, la seguridad y de las otras potestades que le han sido secuestradas.

El doctor Leonel Fernández, está comprometido a reformar la Constitución existente para satisfacer demandas de intereses locales y coloniales con los que gobierna. Quiere homologarla con los principios, propósitos e intereses de la geopolítica regional del neoliberalismo, la globalización y la militarización; pero quiere hacerlo como “la gatica de María Ramos”, así, porque actualmente y con la precariedad de la representatividad de su mayoría en el Congreso, medida por los votos de su partido en proporción al número de la ciudadanía, y con un 44.3% de votantes, que depuradamente nos abstuvimos de votar, son factores que no le permiten hacer ese trabajo sucio con las fórmulas del librito de Balaguer, puesto que podrían crearse dificultades a sus personales objetivos, y a su partido.

Por ello, él se plantea la reforma constitucional discriminatoria, evitando la constituyente. Inventa artificios para promover la venta de gatos por liebres con unas amañadas fórmulas que desacreditan su imagen de ingenua y de aparente buena fe. Si así cuela la reforma constitucional, será una ilegitimidad sobre muchas más, y la constituyente continuará siendo nuestra tarea pendiente. De la decisión presidencial emergerá el destino del país, situándolo entre la guerra o la paz social.

En ninguna parte los engaños ni las arbitrariedades son fuentes de derecho. Si el presidente lo deseara, está en una situación privilegiada para una acción trascendente, institucionalizando, democratizando y devolviéndole la armonía al país, convirtiéndolo en nación y dotándolo de credibilidad y confianza en su futuro. La gente por tal razón vive violenta. Nadie ni nada puede vivir sin futuro.

Deseamos que tenga la dominicanía de hacer factible la constituyente, recogiendo y nutriéndose del espíritu que en ese sentido late briosamente desde hace décadas en todo el país y por la que nuestros especialistas y la sociedad en general han hecho grandes aportes, precursándola.

El gobierno, el Banco Mundial, el FMI, la embajada, la “sociedad civil”, la AID, las grandes empresas, etc., no pueden alegar que para ella no hay dinero, cuando nada es tan importante, y mucho más cuando se malgasta tanto dinero en campañas de distintos géneros, en corrupción, en pago de intereses de deudas, en fraudes electorales cada dos años etc., etc. Los Activistas Progresistas Independientes -API- haríamos campaña para secundarle, como de lo contrario estamos en el deber cívico de ejercer la oposición, generando un movimiento de conciencia que valide y haga efectiva nuestra constituyente como plataforma de nuestra democracia, soberanía y paz social.

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