La construcción de la “femme” dominicana EN LOS MEDIOS IMPRESOS, 1917-1937

La construcción de la “femme” dominicana  EN LOS MEDIOS IMPRESOS, 1917-1937

En la República Dominicana, a través de revistas y periódicos de las primeras tres décadas del siglo XX, se idealizó una mujer a través de la moda, la belleza y el estilismo.

En medio de la intervención estadounidense a la República Dominicana (1916-1924), la vuelta al poder de Horacio Vásquez y los primeros años de la tiranía trujillista, los medios impresos locales de la época construían un imaginario inspirado en la postguerra europea alimentado e impulsado por el naciente poderío comercial y la cultura de consumo de La Unión.

Las revistas construyeron la identidad fragmentada de la mujer influenciada por el estilo de vida que se hilaba en París y se tejían en Nueva York. Una mirada a la colección de revistas Letras (1917), Féminas (1923), Blanco y Negro (1925), Bahoruco (1935), y al periódico Listín Diario (1937) delatan las influencias que liaban en las páginas a la evocadora sublimidad con la cual debían accionar las mujeres dominicanas en los pocos espacios públicos en los que era permitida su presencia.

Aquellas publicaciones muestran como sinónimo de belleza los rasgos de la herencia europea (piel blanca, cabello lacio, ojos claros) y reivindican un culto a la cosificación de un cuerpo etéreo, angelical, al cual se invita a explorar con sugerentes posturas asumidas por las señoritas y damas que por su linaje y estirpe podían ser captadas por la lente de fotógrafos o pintadas por ilustradores.

LA MODA EN TIEMPO DE GUERRA
Un año después de la intervención estadounidense, en 1917, la revista Letras presentaba el acontecer del universo femenino a través de las secciones de modas, la lectura femenina y la página del hogar.
Tenía una especial repercusión la publicidad, pues atadas a la fabricación e industrialización empezaban a establecerse familias dominicanas que importaban productos para el estilo que se pulsaba en este naciente mercado con las tiendas, talleres de costura y sastrerías locales.

Letras destacaba en sus portadas la imagen de una señorita de alta sociedad ataviada con un marcado estilo bucólico, de colores pasteles. La edad de estas señoritas era entre 13 y 17 años, para la elección de sus atuendos se reunía un consejo conformado solo por hombres.

También había espacio para mujeres que sobrepasaban los 17 años. Una página de modas de 1917 de esta publicación muestra la alusión totalmente europea que se llevaba en el peinado, el corte de pelo y la ropa. Sin dudas, la ropa era una alegoría a lo que se esperaba de la buena señora: la prudencia, el silencio, la invisibilidad de las emociones.

Las otras mujeres que aparecían lo hacían anunciando productos para el hogar, vestidas de un ropaje de grandes dimensiones y, por supuesto, el delantal que las encajonaba en la geografía doméstica.

LAS MUJERES DE ANTAÑO
La revista semanal Blanco y Negro, entre 1925 y 1926, se destaca por portadas ilustradas a cargo del español Tarazona, un artista que retrotrae imaginarios de antaño, como la mujer de los mares, la sirena; o aquella que como la bíblica Salomé pidió la cabeza de Juan el Bautista… También, la diosa Venus exhibidora de sus atributos cosificados.

En estas páginas es cincelada una mujer liberal hilvanada desde una perspectiva masculina. Quizás una respuesta al contexto de los tiempos, puesto que el movimiento de mujeres alzaba la voz y propugnaba en todo el mundo por ser ciudadanas, por tener derechos (el movimiento de las sufragistas de Abigaíl Mejía).

En 1926 es más constante y notoria la sección de modas de McCall, con la cual comenzaba la reproducción masiva de un estilo del vestir al difundir no solo consejos, también la manera de coser y elaborar los atuendos.

El párrafo introductorio constituía la argumentación del prestigio que implicaba los consejos compartidos por el taller de ropa de manera masiva: “En los patrones McCall se reproducen aquellas modas que fueron originadas en París y que retuvieron esa elegancia parisiense que tanto agrada a la mujer”.

La publicidad de la revista es un puente para convertir a la belleza en una tiranía para las mujeres. Es notorio el rol secundario que se le asignaba a la mujer, tal es la de la máquina de escribir y calcular Remington-Dalton. El atuendo de las mujeres trabajadoras distaba al de aquellas que salían en portada, repetían los estereotipos de la prudencia.

FÉMINA Y BAHORUCO
El nombre de Dorothy Stote era buscado todos los viernes por las lectoras de la revista Fémina, entre 1923 y 1924, por ser referente en los temas de moda y sus consejos para lucir con los indicadores exportados de París y Nueva York.

Stote escribía: “El blanco nieve hace tal contraste con el cutis que acentúa tremendamente su palidez original. Al escoger evite el blanco, pero si quiere dedíquese por el crema o el color ostra. Lo mismo para trajes que para adornos en un traje negro, estos dos colores últimos quedan bien”.

En este párrafo resaltan dos aspectos: el color de la piel, el eterno afán de negar las raíces aborígenes y africanas, y la incidencia del traje negro de Coco Chanel, atuendo que comenzaba utilizarse desde 1924.
Bahoruco traía los escritos de Bernard Shaw, que a diferencia de Stote se fundamentaba en recontar el estilo de las familias reales de Inglaterra, o recordaba las andanzas de Luis XV. En una columna de abril de 1923 Shaw publicó: “Los reyes de Francia eran los que entonces imponían la moda, y toda Europa copiaba. (…) La etiqueta de la corte, en tiempo de Luis XV, tasaban en 6,000 francos el costo de un traje de ceremonia”.

ENTRE HOLLYWOOD Y LA PUBLICIDAD
A siete años de comenzar la dictadura Trujillista, habiendo cometido el sátrapa varios asesinatos, la prensa dominicana estaba extasiada en la grandeza que exhibía el tirano y en la transmisión de nuevos códigos de moda.

Llegaban a través de las páginas del Listín Diario “Los secretos de Hollywood” (1937), página que realizaba la firma cosmética Max Factor, bajo el eslogan Genio del Maquillaje. Esta sección diaria respondía preguntas de las damas de la época que podían enviar sus interrogantes al periódico.
La columna revelaba el interés por esta firma en “mundializar” las preocupaciones femeninas y construir, a nivel internacional, unos cánones de belleza, estilo y actitud.

También se publicaban las columnas de secretos de belleza de los considerados iconos femeninos: Claudette Colbert y Miriam Hopkins, de manera semanal, aconsejaban tanto sobre estos temas como de etiqueta y protocolo.

Las tiradas del Listín Diario le permitían ser vector de publicidad para las mujeres enfocadas en medias, artículos y productos de belleza, alimentos y autos. Aparecen ilustraciones de mujeres cuyas contexturas, rasgos, piel y vestuario eran prevalentemente “importados”.

COMO SIBELLES
Cuenta la leyenda de la escritora Gulia Cristeva que tras ser destruida una ciudad griega los hombres que conformaban el consejo de reyes pintaron, idealizaron, una ciudad como habían imaginado a una mujer. Sus calles eran tan largas como sus cabellos; sus fuentes tan contorneadas como los senos… Sus mercados tan grandes como sus ojos. Sibelles habitaba ese imaginario patriarcal.

En la República Dominicana, a través de medios escritos de las primeras tres décadas del siglo XX, se idealizó una mujer a través de la moda, la belleza y el estilismo, quizás tal cual como sucede en las publicaciones del siglo XXI.

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