El paquete fiscal sometido por el Poder Ejecutivo al Congreso y que ha tomado por sorpresa al país, es en realidad una vieja pauta de los acuerdos con el FMI. El alza de la tarifa eléctrica también lo ha sido. Posibles razones de conveniencia política, ceñidas al tema reeleccionista, hicieron aplazar estas penalidades hasta ahora, cuando está definido el panorama con miras a las elecciones presidenciales de mayo del 2012.

La nueva carga  tributaria tiene la finalidad de cubrir el enorme déficit fiscal. Sin embargo, aunque  el déficit se alimentó de la caída de las recaudaciones y el alto nivel de gasto público,  el paquete fiscal no está complementado con  el compromiso de recortar gastos. Es más, hace muy poco esos gastos fueron incrementados con la designación de numeroso personal diplomático y, por otra parte, nada indica que se haya cumplido el anunciado propósito de reducir en un 12% los gastos en la administración pública.

Evidentemente ha habido una actitud contraria a la indudable necesidad de ahorro, de reducción de gastos. El aumento del gasto con abundantes designaciones sustituye la contrapartida ideal que demostraría  que la voluntad de  incrementar los ingresos no se aferra solamente a la creación  de nuevos impuestos, sino también a un conjunto racional de acciones administrativas. Esa omisión deja mucho que desear.

Con la mira en el gas natural

Las ventajas económicas y ecológicas del gas natural siguen inspirando con fuerza la política del Gobierno hacia fuentes energéticas alternativas no derivadas del petróleo. La convicción del ministro de Industria y Comercio, licenciado Manuel García Arévalo, es que el uso de gas natural en vehículos y hogares es la solución a mediano plazo para enfrentar las alzas  sin control de los derivados del petróleo. En esa transición se trabaja y ya hay claras definiciones de planes para la conversión de   vehículos a gas natural.

El Ministerio de Industria y Comercio ha otorgado un alto número de permisos de instalación de talleres de conversión y estaciones de expendio de gas natural, y baraja alternativas de financiación para facilitar la conversión de los vehículos. Hay un énfasis tangible para migrar hacia esta solución energética tan amigable en lo económico como en lo ecológico.