La convención del PRD

La convención del PRD

La convención de un partido es una reconfirmación de la democracia. Sin respeto por las reglas se puede realizar cualquier tipo de acto pero no una convención de resultados creíbles.

Un partido con vocación de poder respeta las reglas internas, para demostrarle al país que cuando llegue al poder actuará conforme a lo dispuesto por la Constitución y las leyes.

La Constitución establece la igualdad entre los ciudadanos y esa igualdad sólo funciona cuando es respetada por la autoridad y cuidada y vigilada por los gobernados.

Para las elecciones del primero de junio de 1966 Juan Bosch explicó incontables formas de fraude electoral, muchas de las cuales han sido aplicadas en diferentes comicios.

Uno de los más graves problemas electorales que sufren los países es cuando sus políticos no han practicado deportes. Los deportes también son fundamentales en la formación cívica de las personas; no sólo en la formación física.

La frase “Mente sana en cuerpo sano” hay que analizarla, desde el punto de vista político. ¿Por qué? Porque quienes practican deportes aprenden algo fundamental en la vida: que se gana pero también se pierde.

Que para ganar hay que estar mejor preparado en todos los sentidos y que quien acude a un certamen sabe que hay la posibilidad de no ganar y que debe acatar la decisión de la mayoría.

El respeto a la voluntad popular es la regla de oro de la democracia y la voluntad popular se mide por la decisión de la mayoría. Es una verdad sabida.

Pero esa verdad sabida ¿es aceptada?

El inolvidable Jorge Negrete, hijo de México, un pueblo “que llora de alegría y canta de dolor” interpretaba aquella canción titulada: “¡Ay Jalisco  no te rajes¡” una parte de cuyos versos dice:

“En Jalisco se quiere a la buena/ porque es peligroso querer a la mala/por una morena echar mucha bala/y bajo la luna cantar en Chapala”.

El poder en una democracia sólo es legítimo si se obtiene, si se logra legítimamente. Es un problema de jugar dentro de las reglas de juego.

Una de las jugadas sucias que se usan es que los delegados no firman el acta cuando los resultados son desfavorables en la mesa o colegio donde actúan. Ello fuerza a que no se consideren esos votos para fines de cómputo.

Si se presentare una situación como esa se debe prever la suma de esos votos como observados para una posible impugnación, pero sumarlos.

Las actas, además, deben ser firmadas al comienzo de las votaciones por los miembros del colegio y luego al final, con los cómputos.  

Una disposición como la que propongo puede ahorrar muchos problemas.

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