RAIMUNDO TIRADO
Antes del inicio del presente artículo, deseamos de corazón a todos los dominicanos muchas felicidades y el mejor de los éxitos en este Nuevo Año; que el Creador Universal nos ilumine y podamos lograr el entendimiento necesario para enrumbar a nuestro país por mejores senderos.

Cuando nació la Corriente Unitaria y la precandidatura de Milagros a la Presidencia de la República, los seguidores del compañero Miguel Vargas Maldonado, con un largo trabajo realizado, se frotaron las manos creyendo que derrotar a la doña iba a ser fácil.

En el poco tiempo transcurrido desde aquel nacimiento, apenas unos tres meses, la Corriente Unitaria y Milagros han tenido un crecimiento extraordinario, si se compara con la otra precandidatura del compañero Vargas Maldonado, que tiene más de un año trabajando en forma ininterrumpida a lo interno del PRD, con muchos recursos económicos.

Tuvieron razón los demás aspirantes dentro de la Corriente Unitaria de declinar en favor de doña Milagros, porque comenzando desde cero, ya se ha situado solo unos 10 puntos detrás de la otra precandidatura que estaba corriendo sola, y sigue avanzando en forma indetenible.

Visto este sorprendente crecimiento, los dirigentes seguidores de Miguel Vargas Maldonado quisieron acelerar el paso y aferrarse al 7 de enero en curso, para celebrar la convención del PRD, tratando de evitar que Doña Milagros les matara el gallo en la funda. Fue por eso que la reunión del Comité Ejecutivo Nacional celebrada el martes 26 de diciembre último, fue suspendida abruptamente, a instancia de la corriente de Miguel Vargas Maldonado, cuando se creía que la fecha se iba a posponer debido a retraso registrado en los preparativos de la Convención.

La Comisión Organizadora Nacional, de manera juiciosa, llevaba a esa reunión del CEN la propuesta de extender hasta el 28 de enero la celebración de la convención interna, recibiendo en esa decisión el apoyo solidario de doña Milagros.

En una nueva convocatoria del CEN para el sábado 30 de diciembre de 2006, oídas las razones de peso de la Comisión Organizadora Nacional, se aprobó de manera unánime la fecha del 28 de enero, como límite para celebrar la convención interna.

Esto le da a Milagros la oportunidad de seguir creciendo, y nosotros no dudamos que, conocidas las credenciales y el liderazgo de la doña, ella logrará el repunte para ganar la convención interna y convertirse en la candidata oficial del PRD a la Presidencia de la República, para desgracia de Leonel y los peledeístas.

Para ello será necesario desarrollar un trabajo intenso, sin pausas, donde los principales lideres de la corriente unitaria se desparramen por todo el territorio nacional, para hacer contacto y tocar los corazones de cientos de dirigentes y simpatizantes perredeistas, que les duele su partido, y que reconocen la capacidad y los méritos de Milagros.

Fello Suberví, Virgilio Bello Rosa, Tomás Hernández Alberto, Rafael Abinader y Emmanuel Esquea, que han empeñado sus respectivos liderazgos con la Corriente Unitaria, están en el deber de visitar a sus seguidores y comprometerlos personalmente con la candidatura de doña Milagros. Y ganaran todos.

Ese esfuerzo debe ser secundado militantemente por los demás lideres y dirigentes de la corriente unitaria, con la conciencia de que la entrega a esta causa debe ser total, porque en ella se juega el destino del Partido Revolucionario Dominicano y de todo el país.

A lo anterior, debe agregarse una propaganda y una comunicación intensa a todo lo largo y ancho del país, que lleve seguridad y esperanza a toda la militancia perredeísta, y una motivación a cada dominicano que ama a su nación y que ve en Milagros la integridad, la transparencia, así como el futuro y el progreso todos los dominicanos.

Si se pone el trabajo y se monta una organización eficaz para el último tramo de la campaña interna del PRD, no tenemos la menor duda de que Milagros será la próxima Presidenta de la República Dominicana.

Que el 28 de enero sea el día de la gran fiesta y de la unidad perredeísta, donde todos salgan agarrados de las manos dispuestos a desalojar del poder a la desgracia peledeísta.