JOSÉ LOIS MALKUN
Generalmente, las encuestas de opinión pública que hacen los partidos políticos o cualquiera que la promueva por otros intereses, muestran claramente que entre las primeras 4 preocupaciones de los dominicanos, está el problema de la corrupción. Aparece siempre compitiendo con el desempleo, la inseguridad ciudadana y el alto costo de la vida. Son los 4 jinetes del Apocalipsis.
Ya abordamos el tema del empleo en dos artículos consecutivos. También de la inseguridad ciudadana, en un artículo que titulé Ojo Pelao. Ahora hablaremos de la corrupción.
El Partido Reformista, encabezado por el Doctor Balaguer, gobernó por 3 periodos consecutivos de 4 años cada uno y fue derrotado por el PRD en 1978, cuando asumió el Gobierno Don Antonio Guzmán. Doce años de corrupción gubernamental fueron reducidos a un borrón y cuenta nueva y las grandes fortunas amasadas fraudulentamente en ese período, se echaron al olvido.
El Gobierno siguiente, también del PRD y encabezado por el Doctor Jorge Blanco, no realizó mayores esfuerzos en esta materia, como no lo hizo el Partido Reformista cuando se reeligió en 3 ocasiones.
Pero con el retorno al poder del Doctor Balaguer en 1986, se inició una fuerte campaña de persecución contra ex funcionarios del Gobierno anterior acusados de corrupción. Varios fueron condenados y cumplieron sentencias de cárcel, incluyendo al Presidente saliente.
Para las elecciones del 1994, donde el Doctor Balaguer pretende de nuevo reelegirse, el Gobierno reformista abre de nuevo varios expedientes viejos de corrupción contra ex funcionarios del PRD. Entre esos expedientes, el fantasma de la discriminación racial sale a relucir fuertemente, y se llega a cuestionar hasta la nacionalidad del candidato del PRD, el Doctor José Francisco Pena Gómez.
Después de reelegirse, el Doctor Balaguer ve truncado su segundo mandato por el fraude electoral del 2004. Se realizan nuevas elecciones en el 2006 y gana el PLD asumiendo el poder el Doctor Leonel Fernández. Pero los compromisos que estos dos partidos asumieron por las razones que todos conocen, incluía la no persecución de ex funcionarios por corrupción. O sea, nadie hizo nada malo en 6 años de Gobierno del PRSC y el PLD aplicó de nuevo, el borrón y cuenta nueva.
El PRD reasume el poder en el 2000 y se inician varios juicios por corrupción contra ex funcionarios del Gobierno anterior. Algunos son sometidos a la justicia, acusados y apresados. Por apelaciones y fianzas, esos ex funcionarios logran su libertad poco tiempo después aunque tienen juicios pendientes. En el 2002 y previo a las elecciones de medio término, se abren de nuevo las acusaciones de corrupción contra ex funcionarios del PLD. Una vez pasa el proceso electoral, estos casos quedan nuevamente en el olvido.
El PLD vuelve al poder en el 2004 y entre sus primeros nombramientos aparecen varios ex funcionarios que están subjudice por los casos de corrupcion antes señalados. Pero al mismo tiempo inicia varios procesos legales contra ex funcionarios del Gobierno anterior por corrupción. Algunos de estos casos, con aparente sustentación, se caen en la propia justicia, pero otros siguen pendiente o están en apelación.
Ya cerca de las elecciones de medio término, el Secretario de Finanzas afirma que se utilizaron recursos de los Bonos Soberanos para fines distintos (Juegos Panamericanos) a lo que establecía la ley y responsabiliza a ex funcionarios del Gobierno anterior, los cuales podrían ser llevados a juicio.
Proyectando para el futuro las tendencias observadas en los últimos 30 años, en noviembre del 2008, si el PLD gana no habrá acusaciones de corrupción contra nadie. Pero si pierde veremos en los medios de comunicación estos titulares Varios ex funcionarios sometidos por corrupción. Auditoria revela malversación de fondos en el Metro. Se paraliza la obra. Descubren un gran fraude en el acuerdo de Petrocaribe. Etc. Etc. Etc.
El problema no es que las acusaciones de corrupción del pasado o la que vienen en el futuro, sean verdaderas o falsas. Se trata de la poca credibilidad de los Gobiernos de turno cuando hablan sobre esta materia ya que han convertido la llamada lucha contra la corrupción, en un instrumento de retaliación política y de campaña electoral. Mientras tanto, las grandes fortunas obtenidas en forma fraudulentamente, siguen intocables y nadie importante esta preso.
Recientemente y muy cerca de las elecciones, el Gobierno emite un Decreto puente para eliminar ciertas prácticas en materia de asignación de obras y compras gubernamentales, a fin de reducir la corrupción. Este instrumento, que entrará en vigencia después de mayo (¿), podría convertirse en ley mas adelante. Pero con el perdón de los optimistas o de los que felicitan a los presidentes por todo lo que hacen y no hacen, esto no solucionará nada. Y lo digo porque mientras las causas que generan este problema no se ataquen frontalmente, se seguirá en lo mismo.
¿Y esas causas donde están? Se las describiré brevemente. Primero, en la impunidad y en la justicia complaciente, que no se eliminan con decretos. Segundo, en el torpe y comprometedor manejo de los Gobiernos cuando se trata de encubrir y proteger a sus funcionarios acusados de corrupción. Tercero, en los subsidios, donde por definición, siempre hay corrupción en gran escala. Cuarto, en el control y el dominio que ejerce el Gobierno en sectores importantes, como la electricidad, el transporte público y las inversiones en grandes megaproyectos, donde la corrupción tampoco desaparecerá con leyes y decretos. Quinto, en los préstamos externos atados a grandes obras de infraestructura, donde se reparte dinero a granel. Sexto, en la discrecionalidad presidencial para manejar grandes partidas presupuestarias sin ningún control. Y séptimo, en un sector privado que corrompe a cualquiera para seguir enriqueciéndose fraudulentamente, pero que nunca aparece en los expedientes de corrupción.
Mientras no se ataquen las causas descritas, no se hagan ilusiones sobre la lucha contra la corrupción y ya lo entenderán pronto.