La corrupción en República Dominicana es como un cáncer. Después de 1996 ha crecido enormemente.
Los políticos y los hombres de negocios son los responsables de su existencia.
Ambos están cosechando grandes beneficios.
El ex presidente Joaquín Balaguer dijo que esta práctica era fuerte en su gobierno.
El Partido de la Liberación Dominicana (PLD) fue fundado por personas pobres. Pedían dinero en las calles para financiar la organización.
Pero esto cambio después de ascender al poder en el 1996.
El señor Leonel Fernández, quien ganó la presidencia ese año, era un joven muy humilde.
Se ganaba la vida como profesor en la universidad del Estado. Su medio de transporte era un Volkswagen.
Para el 2008 declaró un patrimonio equivalente hoy a RD$400,000.
Su salario era de $20,000 al año.
Pero uno de sus fieles servidores se declaró con unos RD$3,000 millones.
El actual presidente, el señor Danilo Medina, dijo poseer una fortuna de RD$21 millones.
Con el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) ha ocurrido lo mismo.
Miguel Vargas Maldonado, anterior candidato a la presidencia, es uno de los hombres más ricos del país.
Aunque en la nación hay hombres cuyas riquezas fueron heredades en tierras y negocios, estos se han unido a los políticos para potencializarlas.
Ellos financian partidos y apoyan campañas presidenciales y congresuales.
Así cubren sus patrimonios de leyes duras, imponen las reglas de sus negocios (especialmente la banca) y hacen negocios con el Estado.
El narcotráfico oscila entre los dos grupos por los altos beneficios que reporta.
En los últimos años han sonado unos 200 casos fuertes de corrupción. No hay un solo preso.
No hay un solo juez que se atreva a tocar a un funcionario.
El sistema judicial depende del poder político.