La corrupción en el mundo

La corrupción en el mundo

JOSÉ R. MARTÍNEZ BURGOS
Hará unos diez años en nuestros países estalló el volcán de la corrupción. Ignoramos casi todo el mundo si la explosión fue producida por los diversos y variados actos de corrupción que son inconmensurables. De lo que si estamos seguros, que el problema pasó a dominar a toda la sociedad en los distintos países, pero también la democracia en sus diversas formas sacudió al mundo y esto hizo más difícil ocultar las asquerosas maniobras de dictadores, jefes de gobierno cuasi democráticos, ladrones de todos los calibres, burócratas pervertidos y hasta empresarios especializados en burlarse de los Estados.

También durante la Guerra Fría los dictadores de derecha e izquierdas se ocuparon de canjear apoyo a las dos superpotencias vigentes en ese entonces a cambio de que se les pasaran sus robos por alto. Simultáneamente, la revolución de la información y la comunicación hicieron que los escándalos de corrupción fueran noticias importantes. Y esto hizo pensar, con razón, que había aumentado el flagelo del robo inmensamente.

Y fue entonces que el clamor popular estalló haciendo la guerra a la corrupción estatal y privada. Los países proclamaron leyes como era de esperar en contra de la corrupción y los empresarios se vieron en la obligación de establecer códigos de conducta para identificar las naciones donde mayor corrupción existía.

En esos momentos se identificaron Jefes de Estado que quedaron fuera del poder. Unos fueron a las cárceles y otros al exilio. Solo citemos los ejemplos de Helmut Kohe, Bettino Craxi, Alain Juppe y el surcoreano Kim Young Sam, y sin dejar la cola de los latinoamericanos.

Los sucesos que señalaban a los corruptos fue rutinario y las acusaciones de corrupción fueron las armas políticas entre los partidos, y fue entonces cuando las campañas políticas levantaron el estandarte de “Manos Limpias”, y la honestidad de un candidato se resaltó sobre la capacidad para gobernar, y ganar unas elecciones, y fue así como hombres y mujeres señalados como honestos, pero incapaces llegaron a la posición de Jefes de Estado, pero con un flaco agravante, de que la honestidad resultó se un traje irreal.

En estos días que se habla mucho de la precariedad del empleo y las excesivas botellas en la administración de la cosa pública y se trata de conquistar un electorado prácticamente fijo alrededor de los partidos, sería bueno que en la República Dominicana se hiciera una revisión de los candidatos, para que después no vuelva aflorar la hedionda alcantarilla tras la cual se ocultan los “llamados sacrificios por la patria”, que roban y nunca son descubiertos, porque la justicia solamente apunta cuando no tiene la intención de disparar, mientras toneladas de basura y estiércol son desplazadas hacia la superficie en las pugnas enfrentadas por las ambiciones personales. Lo único que importa a los miles de ciudadanos burlados por los políticos tradicionales, es que se acabe de pasar por la página judicial de una inacabable historia que ha servido sólo de excusa dramática para que los problemas de convivencia, no sean resueltos higiénicamente.

Si la justicia sigue en el país sin enterrar los fantasmas del pasado con sentencias ejemplares, seguiremos rodeados por la insoportable podredumbre cuyo poder corrosivo es más que evidente, aún cuando algunos sectores del poder no lo quieran admitir enganchados como están ingenuamente al carro del optimismo oficial. Cuando se escriban las biografías de estos santos inocentes ojalá hayan desaparecido de la vida nacional. Lo que ha venido sucediendo a través de todos los gobiernos, que nos han suministrado nuestra gastada democracia, ha sido una simple crónica de un descomunal e inconcluso chantaje con un efecto vertedero.

Lo que vivimos los dominicanos, es algo parecido en lo que hacen justicia, no significa dictar sentencia. ¿cuántas sentencias se han dejado escribir? Es que la justicia es parte de la corrupción que vive el país, porque es un asunto también contaminado como cualquier otro. Hasta con los traficantes de drogas se ha hecho el juego.

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