Ante la avalancha de denuncias, revelaciones y situaciones que se han presentado en los últimos días con relación al caso de Odebrecht y los múltiples delitos envueltos en éste, el gobierno parece que ha decidido hacerse el sueco y mantener en cambio todas las emisoras de radio y televisión con programas repetitivos acerca de las excelencias de su administración. En lo que parece.
Así como en el año 2003-2004 todas las bocinas del gobierno se alinearon junto a parte del empresariado, denuncian la falta de efectivo, del 2004 al 2012, las loas a Leonel ocuparon todos los titulares y programas pagados hasta que en el 2012, todo estalló en descontento por las tropelías y cartas amañadas, que dio paso a un Danilo Medina más comedido en la forma, pero más sistemático y abrumador en su quehacer político y social.
En realidad, las estaciones de radio y televisión, y casi todos los periodistas están dedicados a todas horas del día y de la noche a exaltar y repetir hasta el cansancio las loas a su régimen.
Se trata de un verdadero programa de saturación y de hipnosis colectiva con el que quieren neutralizar la situación del escándalo que ya ha hecho correr varias cabezas de la presidencia de la República en América Latina por causas menores, que se comparan con esas.
Se trata de un intento de sugestión colectiva, fruto de la repetición hasta el final con los mensajes altisonantes en favor del Presidente Medina, que recuerdan las campañas de Hitler, Mussolini y Stalin, con menos terror y mucho más corrupción, que ha atado a un alto porcentaje de los periodistas, gremios y poderes en la nómina del gobierno a las clases medias dominicanas.
Hay que reconocer que el Presidente Medina ha tenido capacidad organizativa para emprender un programa con muestras de lo que hay que hacer y luego aplicar un mínimo de ese muestrario, para el mejoramiento urbano, la industrialización del país, etc.
Pero el pretender que se olviden las denuncias que se han estado haciendo de delitos nacionales e internacionales como el de Odebrecht, que están a la vista de todos, es imposible.
Esa es la manera que lo llevará fuera del gobierno y al banquillo de los acusados, aunque el Presidente del Senado haya tenido la osadía de decir que el recibo de ese “financiamiento externo” no tiene nada de particular.