La corrupción y otros pesares

La corrupción y otros pesares

La sociedad se ha tornado progresivamente más sensible a la corrupción que en ocasiones anteriores aparecía en las encuestas nacionales como un mal secundario. Los signos de abusos de poder en perjuicio del patrimonio nacional provocan ahora gran reacción. La opinión pública ha sido estremecida por la salida a la luz de componendas de funcionarios para el enriquecimiento ilícito en una magnitud escandalosa y con un caso que permanecía oculto desde hacía tiempo. Es inevitable establecer algún vínculo entre las fallas de controles éticos sobre el Estado y la forma en que ese mismo Estado se queda corto todavía como proveedor de servicios y auspiciador de soluciones a problemas comunitarios de varios órdenes.

Un Estado debe destacarse por austero, transparente y eficiente para lograr que los ciudadanos prevean el futuro con esperanza, algo que no se ha logrado a pesar de la alta aceptación a las máximas autoridades que recogen los sondeos de opinión, lo que constituye un respaldo a las buenas intenciones y a la imagen personal, pero que no implica necesariamente satisfacción con las condiciones de vida. Un país con mucha gente preocupada por la delincuencia, por la baja calidad de servicios en salud, energía y agua potable, y con legiones de jóvenes a los que una buena función pública debería propiciar mejor preparación para la vida productiva y para librarlos del desempleo y la informalidad.

Acción integral contra las algas

De un tiempo a esta parte, y sin mucha certeza sobre sus causas, muchas playas dominicanas son invadidas por enormes alfombras flotantes de algas que se arriman a algunos litorales, creando un grave efecto sobre zonas turísticas. Adicionalmente, ya comienzan a causar apagones (como si no bastara con los de siempre) al interferir en la generación de plantas situadas al borde del mar.

Al enfrentar la invasión debemos ser creativos y eficientes; no dañar espacios para bañistas con máquinas recolectoras pesadas. Tomar en cuenta que se trata de desechos orgánicos a los que se les podría hallar algún fin útil como abono, rellenos de hondonadas o generar gas; y sobre todo pensemos en mallas que les impidan llegar a las playas. Se dice que con el invierno, la fiebre pasará.

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