La cosa

La cosa

DONALD GUERRERO MARTÍNEZ
Sabido es que todo cuanto existe en la creación es una cosa. Los diccionarios definen el vocablo como cualquier objeto existente, de cualquier orden que sea, material o inmaterial. Su uso es predominantemente coloquial. En la frase cosas de estado, la cosa viene a ser un asunto. También puede ser situación, ejemplo si se expresa estado de cosas.

El dominicano le tiene a la palabra cosa los sinónimos vaina, fuñenda, jodienda. Decir qué vaina, la misma fuñenda, la misma jodienda, es hablar de una cosa. A veces la cosa parece ir o estar: Cómo va la cosa? ¿Cómo tú ves la cosa?

La frase estar en la cosa equivale a estar algo en orden o alguien en lo correcto. Una forma generalizada de saludar es cómo está la cosa. El interlocutor sabe o imagina la respuesta, pues siempre es igual. La cosa está que arde, que pica, que no se puede aguantar, está color de hormiga, la cosa está que la jode, está buena, está mala, está que encanta, está muy difícil, que el que pide más es un gandío. Para el Gobierno la cosa está que mejor de ahí se daña. A veces, en lo oficial hay mucho de espejismo. La cosa en predios opositores está difícil y algo más. Para los pendejos obligados a carabina con el pago de una facturación eléctrica que le roba a los usuarios del servicio, la cosa es la de no te menees. Es lo más parecido a la versión del en otros tiempos joderse o no haber nacido. La cosa está que mejor de ahí se daña para los guapos que no se dan por enterados de las jodes, pues el personal de éstas no se atreve ni a pasarles cerca. Saben que con esa gente la cosa sí que es dura.

En tiempos de la Era que era se contaba la anécdota de un chino comerciante. ¿Hay alguno que no lo sea? Claro que no. Lo son hasta algunos nacidos en La Vega, pero no sólo chinos comerciantes de baratijas, sino chinos comerciantes de la política, favoritos de algún partido. Pues bien, preguntado el chino cómo estaba la cosa, respondío que la cosa estaba buena, pero no se vendía. Si se trataba del famoso gancho Zaglul, que en aquellos días todo podía serlo o parecerlo, el chinito no cayó en sus garfios. La frase se popularizó rápidamente.

Del uso coloquial del término pueden citarse incontables ejemplos. Es un decir si se oye, le dijiste la cosa? Se espera recibir una información, documento u objeto cualquiera. Asoma el encomendero y en seguida se le preguntará si consiguió la cosa. Surgen diferencias entre familiares, amigos repentina o extrañamente distanciados, vecinos o políticos, y un bien intencionado tratará de acercarlos para ver si pueden arreglar las cosas.

De un bebé suele decirse, mira qué cosa bonita. De una mujer bonita o que guste se dirá que vaina que está buena. De una composición musical, qué cosa bonita ese bolero. Qué fuñenda el regatón. Y también una comida es una cosa. Qué vaina que está buena este sancocho.

En asuntos de partidos, economía, salud, educación, ruidos, higiene de la ciudad, tránsito y otros, no se extrañe si oye decir que esa cosa, esa vaina, esa fuñenda o esa jodienda (cada quien escogerá a su gusto), no hay quien la componga. En otros tiempos, el picaresco de hoy podía ser mal interpretado o tenido como mal intencionado en el caso de algunas cosas. Porque para ese personaje, cuando el merengue canta Consígueme eso, mi negra, consígueme eso, lo que se pide es la cosa. Usted sabe.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas