La Costa Sur de Francia, Niza

La Costa Sur de Francia, Niza

Niza es la capital de la Costa Sur de Francia, y, por haberse iniciado el pasado lunes la primavera la recordé, pues la conocí en esta bella estación del año. Dada su encantadora calidad de luz y clima primaveral suave, ha sido una ciudad acogedora de artistas como: Renoir, Matisse, Miró, Picasso, Marc Chagall; de todos ellos visité sus exposiciones permanentes en los numerosos museos de la ciudad. Sus calles están bellamente adoquinadas, hermosa ciudad que de frente la bordea el azul lapislázuli del mediterráneo, teniendo su espalda protegida por los vientos de los Alpes. Esto se aprecia en su máxima plenitud desde la alta planicie en la Colina del Castillo, desde donde se disfrutan unas vistas bellas de su Bahía de los Ángeles. Tiene esta hermosa ciudad escalonada, una serie de encantos culturales, artísticos, históricos y su gente es muy gentil. Para mí, conocerla tenía una fascinación especial iniciada en mi infancia, en razón de que mi madrina Rosa Cruz Gómez, “la tía Cucú”, estaba casada con un ingeniero francés de Niza, el Monsieur Mariot Gastaud. Es decir, que desde mi niñez oía hablar de Niza y cuando ellos viajaban a la Costa Sur, los regalos franceses que recibíamos mis hermanos y yo les confieso eran inolvidables.
En mi primera visita a Niza, en razón de un congreso sobre los derrames cerebrales, estuve acompañado de varios colegas neurólogos de Centroamérica. Fue una experiencia inolvidable: disfrutamos desde el aeropuerto, en sus calles nos recreamos al ver sus hermosas palmeras que adornan sus bulevares y avenidas muy diferentes a nuestras palmas tropicales. Nos hospedamos en el Negresco, el más elegante hotel de la Costa Sur de Francia, un verdadero palacete 5 estrellas en el centro de Niza. Con una muy señorial elegancia, similar a esas instituciones de la más refinada aristocracia de la “Belle Apoque”, allí recibimos las más finas atenciones, todo a cuerpo de rey, que iban desde desayuno en la habitación, hasta disfrutar de su mundialmente famoso Spa. Desayunábamos elegantemente, con un cantante frente a un piano de cola, interpretándonos a Gershwin, a Edith Piaf, a Ravel, a Mozart y a Aznavour. La primera tarde en Niza, paseamos por el Promenade des Anglais (Paseo de los Ingleses) su avenida principal y la más elegante de Niza frente al Mediterráneo.
Disfrutamos de The Old Nice y sus primorosas calles, del monumento barroco el Palacio Lascaris, su famoso mercado de flores (en el Cours Saleya), la catedral de Santa Reparata, etc. Con varias cenas en el prestigioso restaurante Jan, de la rue Lascaris.
El hermoso paisaje natural de Niza y su gran belleza, sus playas, su encantadora temperatura, sus coloridas casas señoriales con sus floridos jardines impecablemente cuidados, con especies mediterráneas y exóticas, son parte de sus encantos. No sin razón muchos de los millonarios del mundo tienen sus residencias en toda la zona. Como parte de las actividades sociales del congreso que sobre los accidentes cerebro-vasculares asistíamos en Niza, fuimos atencionados en la ciudad vecina de Mónaco. En una noche de luna llena reflejada en el Mediterráneo, fuimos invitados al Foro Grimaldi, este es un centro de conferencias situado en el paseo marítimo del barrio de playas, en Mónaco. La orquesta Filarmónica de Montecarlo nos brindó un concierto, una verdadera noche excelsa interpretando solo a Mozart. Luego caminamos por la Place du Casino hacia el Hotel de París, este hotel cinco estrellas está al lado del Gran Casino de Mónaco. Es un hermoso palacio que desde el 1864, ofrece verdaderos encantos sibaritas. Una muy elegante cena Premium se nos ofreció en su salón imperial. El menú, de entrada: ensalada de espárragos pírpura de la ciudad de Alberga en Italia, con parmesano. Al punto, filete de pescado de Pandora servido con vegetales de la Riviera francesa en salsa de ajíes. Pasamos luego a la degustación de quesos franceses maduros y para continuar helados Bayadere con fresas. Como entremeses de degustación final (mignardiles et chocolats, del Hotel de París), acompañado todo de un exquisito “Pinot Gris”, vino blanco de Alsacia. En el recorrido que hicimos por toda la hermosa Costa Azul, también estuve en la “pesquisa” de los lugares de Picasso. Eso y una muy elegante cena disfrutada con las brisas mediterráneas en un muy elegante yate en altamar, bien merecen otro “conversatorio”.