La actual dirigencia del Colegio Médico Dominicano (CMD) y en especial su presidenta, inició una campaña de denuncias sobre las condiciones de los hospitales públicos, especialmente la Maternidad Nuestra Señora de La Altagracia, que siguió a nuestro llamado de atención por medio del artículo publicado en el HOY de fecha 5 de septiembre en curso, repitiendo nuestras observaciones sobre el área de perinatología y el hacinamiento en esa institución. Cuando la dirigente fue cuestionada sobre por qué había dejado sus denuncias para esta fecha, respondió que “no quería que se interpretaran sus declaraciones como políticas” porque coincidirían con las elecciones.

Desde que se inició la práctica de buscar respaldo de los partidos políticos en las elecciones gremiales, los gobiernos de turno, casi siempre, califican de “políticos” los reclamos del colegio por aumento salarial y mejorías en los hospitales. Sin embargo, lo que realmente ha minimizado la credibilidad del CMD ha sido la ambigüedad e incoherencia en el comportamiento de algunos de sus dirigentes, especialmente aquellos que han utilizado la relevancia del gremio para obtener prebendas y beneficios personales haciéndose cómplices de autoridades de salud irresponsables.

Con las pasadas autoridades de salud, la actual presidenta del CMD visitaba frecuentemente el Ministerio y no puede alegar desconocimiento de las condiciones de la maternidad y otros hospitales, así como del retraso de varios meses en las subvenciones. Los actuales “recorridos de inspección gremial” son una descalificación para los delegados hospitalarios.    

La credibilidad del CMD debe rescatarse comenzando por elegir dirigentes íntegros y coherentes, pues, tal como ocurre en el país,  los errores en la elección se pagan soportando una deplorable y vergonzosa gestión.