La crisis aviar y las lecciones que deja en el país

La crisis aviar y las lecciones que deja en el país

La actual crisis aviar en el país, que por primera vez comienza a llamarse “Newcastle” por su denominación técnica e histórica, mientras en el lenguaje llano y popular siempre se ha conocido como “moquillo”, ha dejado varias lecciones que tendrán que ser asimiladas para garantizar acciones preventivas en el futuro, a la vez que el problema es asumido de forma reactiva y coyuntural.
Una enfermedad casi endémica, que se presenta aquí de forma cíclica, en esta oportunidad ha afectado a pequeños productores concentrados en el Cibao Central, generando cierto nivel de escasez y un incremento en los precios del pollo en mercados y puestos de expendio.
En medio de este preocupante panorama, por tratarse de la carne de mayor consumo en el país y la de más bajo precio, al punto que se le suele llamar como la “defensa de los pobres”, hay que saludar que las autoridades no se hayan cruzado de brazos para limitarse exclusivamente a buscar culpables y señalar fallas.
Aunque el Ministerio de Agricultura y la Asociación de Productores Avícolas (ADA) han coincidido que en el actual brote ha incidido la falta de seguimiento a un protocolo de vacunaciones, los esfuerzos conjuntos de recuperación se concentrarán, en primer término, en ir en auxilio de los pequeños productores, mientras el Gobierno promete responder y apoyarlos para que no desaparezcan.
De esta forma se busca evitar que esos productores vayan a la quiebra, a la vez que se garantiza la sostenibilidad de la industria avícola nacional y, consecuentemente, el abastecimiento a la población dominicana en un rublo alimenticio de gran demanda.
Como no todo el sector avícola se ha visto afectado, ya que el brote está focalizado, se procederá a evaluar caso por caso para determinar el nivel de asistencia requerido, teniendo en cuenta que se debe proceder con cuidado para evitar que un manejo inadecuado pueda provocar contaminación en áreas no atacadas por el “Newcastle”.
Una sugerencia formulada por ADA y acogida de inmediato por el ministro de Agricultura, Osmar Benítez, promete ser efectiva para impedir que el brote se extienda mediante medidas de bioseguridad con la instalación en varias zonas de centros de lavado de jaulas provenientes de granjas de donde podrían provenir infectadas.
Algunos mataderos y plantas procesadoras de pollos han implementado esas medidas en sus instalaciones al contar con recursos económicos para ello, pero Agricultura anuncia que el Gobierno ayudará para que pequeños productores tengan también acceso a esos controles sanitarios.
Además, Agricultura ha acordado con ADA intervenir para que avicultores —de reducida o mediana capacidad y con deudas en entidades del Estado— puedan ser beneficiados con una flexibilización en los pagos hasta que puedan recuperar paulatinamente su capacidad financiera y productiva.
El hecho de que Benítez no perdió tiempo para reunirse con los avicultores para consensuar las medidas que serán aplicadas, en gran medida garantiza su eficacia en el corto y el mediano plazo.
El amplio conocimiento que este técnico de larga data tiene sobre las cuestiones agropecuarias y que ha aplicado con rigor dentro y fuera del área oficial, facilita estas ejecutorias y tienen como antecedente exitoso la forma en que se afrontó la crisis aviar que se registró hace 4 meses en la región Sur, donde en poco tiempo y con una serie de procedimientos se logró restablecer la producción.
Dentro de la problemática actual está pues en marcha un buen ejercicio de colaboración pública-privada, un ejemplo a seguir en otras áreas productivas cuando surjan dificultades como la presente, en las que queda demostrado que la buena voluntad y la visión amplia de país siempre resultan beneficiosas para el interés general.
Como ha dicho Benítez, siempre será preferible preservar la industria avícola local, aunque cueste un “poquito más”, en lugar de depender de la importación desde otros países, ya que se garantiza el abastecimiento interno y se apoya a los productores dominicanos.