La crisis coreana ¿quién quiere la guerra?

La crisis coreana ¿quién quiere la guerra?

Realmente nadie quiere la guerra en esa zona. Nadie ganaría y los que mejor saldrían tendrían, muy seguramente, más problemas que antes del inicio del conflicto. No hay forma de evitar que las dos Coreas quedasen dramáticamente desvastadas con millones de muertos. Esa realidad solo puede variar con un ataque sorpresa, con armas convencionales, al Norte y posiblemente eso es lo que esté evitando el gobierno norcoreano a partir de la percepción de que se estaría preparando un ataque.

¿Qué lo puede haber llevado a ese criterio ? Se están celebrando las maniobras anuales entre Estados Unidos y Corea del Sur, como de costumbre, en las inmediaciones de la zona fronteriza. Oficialmente, participan tres mil militares norteamericanos y diez mil surcoreanos; sin embargo, fuentes periodísticas han hablado de hasta 40 mil hombres involucrados. Comoquiera, no son fuerzas para pretender un ataque al Norte con el cuarto ejército más numeroso del mundo, más de millón de hombres concentrados en las inmediaciones de la frontera – aunque su armamento no es de los más modernos si cuenta con una capacidad de fuego “terrible”, según analistas que aseguran que podría  disparar 500 mil obuses por hora contra el Sur. En esta ocasión las maniobras presentan elementos nuevos: dirigidas por el Estado Mayor surcoreano, participa el submarino USS Cheyenne con misiles de largo alcance – aunque no nucleares, según Seúl -, participaron, por primera vez las “superfortalezas” aéreas B-52 con capacidad nuclear y, volando desde EE. UU., llegaron y bombardearon carga inerte dos de los sofisticados B-2 no detectables por radares e, igualmente, con capacidad nuclear, además se anunció la firma entre Estados Unidos y Corea del Sur del “Plan Conjunto Contra Provocación”. El vuelo de aviones fue justificado por Washington como “disuasión nuclear” pero catalogados por Norcorea como “provocación imperdonable”.

El gobierno de Corea del Norte anuló el armisticio de 1953 que puso “fin” a la guerra que, formalmente, no había finalizado sino se encontraba en tregua. Eso sitúa a los dos países, técnicamente, en situación de guerra; ha puesto sus misiles y demás fuerzas militares en “Posición 1A”, listos para abrir fuego, sus misiles apuntan a las bases de EE. UU. en la zona: Corea del Sur con 28 mil militares norteamericanos y Japón con 50 mil. La principal base estadounidense en el Sur está en el corazón de Seúl rodeada de millones de surcoreanos. Hay quienes piensan que puede alcanzar zonas de Alaska, Hawai y la costa Este norteamericana.

Ciertamente, la belicosidad norcoreana puede ser una estrategia para obligar a negociar y no llegar a las negociaciones con la debilidad en que quedó después de las sanciones de la ONU por su prueba nuclear de febrero que la aisló aún más. Sin embargo, unos y otros pueden cruzar la línea en cualquier momento y provocarse un holocausto.

Un golpe nuclear al Norte o a sus instalaciones nucleares provocaría una nube radioactiva que afectaría a aliados y a otros con los que EE. UU. evitaría  confrontaciones como China y Rusia, ambos con fronteras con Corea del Norte.

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