La crisis del desayuno escolar es la crisis de nuestro Sistema Educativo

La crisis del desayuno escolar es la crisis de nuestro Sistema Educativo

El desayuno escolar ha dejado de ser un atractivo para la población infantil y se ha convertido en un factor de incertidumbre e inseguridad. Muchos niños y niñas se sienten muy inseguros cuando reciben la leche porque no saben qué les puede pasar si ingieren el líquido.

La continua ocurrencia de leches dañadas (no todas son reportadas) ha generado que niños y niñas creen estrategias para verificar ellos mismos la calidad de la leche antes de ingerirla. En una escuela de Bánica un niño me contó:

“Cuando yo recibo la leche me da apuro porque creo que va a salir dañada, porque sale mucha dañada, así que lo que yo hago es que echo un chín de leche en el suelo antes de bebérmela y si la leche hace bolitas es porque está dañada, si corre en la tierra es porque sirve”.

Los problemas que se muestran en el desayuno escolar son el reflejo de la crisis existente en el sistema educativo. El Ministerio ha dejado de lado la descentralización como eje principal de la gestión y se ha convertido en un sistema totalmente centralizado que no cuenta con la inversión económica suficiente para ofertar educación de calidad.  

El buen funcionamiento del programa  de Desayuno escolar depende de una gestión descentralizada y efectiva donde participen las estructuras existentes en el sistema educativo como son: los distritos educativos, las regionales y la dirección de Bienestar Estudiantil con un monitoreo y control continuo de su funcionamiento.

Otro aspecto que ha afectado la calidad del desayuno es que se ha extendido el programa del desayuno urbano marginal ( leche y pan-bizcocho) como único programa tanto en zonas urbanas como rurales y se ha disminuido el programa PAE Real que ofrecía alimentos cocidos que garantizaba mayor calidad nutricional y no presentaba situaciones de intoxicación.

El desayuno debe retomar su concepción original de un programa descentralizado y que integre el incentivo a la producción local de alimentos en el que se ofrezca alimentos frescos y cocidos de las comunidades con una estructura participativa y un sistema de control y monitoreo continuo de su calidad.

Los padres y las madres solos no pueden supervisar el desayuno porque no tienen poder para enfrentar las anomalías  que puedan aparecer y denunciarlas  más aún cuando las empresas suplidoras no son controladas ni por los distritos, ni regionales, menos aún por las asociaciones de padres y madres. Hay que destacar que las asociaciones de padres y madres se encuentran en un proceso de debilitamiento organizativo por la politización que han sufrido desde las instancias del partido oficial; así se muestra en un estudio realizado recientemente. 

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