La crisis del sector automotor en EU también compromete a los sindicatos

La crisis del sector automotor en EU también compromete a los sindicatos

DETROIT, EEUU (AFP) – La crisis que atraviesan los constructores de automóviles estadounidenses GM y Ford también pone en aprietos a la UAW, el sindicato de trabajadores del sector, enfrentada a decisiones cruciales para sobrevivir. «El sindicato debe realizar cambios dolorosos», señala Harley Shaiken, experto en asuntos sociales de la universidad de California, en Berkeley.

La UAW acaba de reelegir a Ron Gettelfinger, de 61 años, para dirigirla en un segundo mandato.

Su principal tarea será detener la verdadera hemorragia de miembros que sufre su organización, que pasaron de 1,5 millón de adherentes en 1979 a 557.000 hoy.

GM y Ford anunciaron en los últimos meses el próximo cierre de varias decenas de plantas en Estados Unidos y la supresión de unos 60.000 empleos. Los fabricantes de autopartes Delphi y Dana se ampararon en la ley de quiebras y para salir deberán realizar también despidos masivos.

Embarcada en difíciles negociaciones con Ford, GM y Delphi, la UAW debió hacer ya importantes concesiones como el pago por los trabajadores de una parte del seguro de salud.

Ese ha sido sin duda el paso atrás más difícil de dar para nuestro sindicato, admitió Gettelfinger que se integró a la UAW en 1964 cuando trabajaba para Ford.

Los constructores estadounidenses sufren la lenta pero constante erosión de sus partes de mercado en América del Norte frente a sus competidores asiáticos que fabrican ahora más de 60% de los vehículos vendidos en Estados Unidos en plantas instaladas en el país.

Pero la UAW no logró implantarse en esos nuevos centros industriales, construidos lejos de la región tradicional de la industria automotriz estadounidense, la de los Grandes Lagos, cuyo epicentro es Detroit, apodada por ello motortown.

Los constructores japoneses prefieren instalarse en los Estados del sur y centro del país, donde la mano de obra no cuenta con una tradición de sindicalización.

No cabe duda de que este fracaso (en implantarse en las fábricas asiáticas) socavó el poder de negociación de los sindicatos, estima Sean McAliden, jefe de economistas del Centro de investigación sobre el automóvil en Ann Arbor, (Michigan, norte).

Aunque ha sido reelecto, Gettelfinger no tiene apoyo unánime entre los miembros de su sindicato. Greg Shotwell, uno de los delegados, afirma que la estrategia de compromiso que desarrolla no será suficiente para proteger los puestos de trabajo y las conquistas sociales.

La cooperación, las concesiones y la competencia salvarán empleos y mejorarán nuestras condiciones de trabajo cuando Elvis resucite, dice con ironía, aludiendo al cantante Elvis Presley muerto en 1977.

Tiene firmeza y una visión de su objetivo, responde por el contrario Harley Shaiken, al parecer, partidario del líder sindical.

Gettelfinger tiene supuestamente cordiales relaciones con Rick Wagoner, presidente ejecutivo de General Motors.

La designación de Troy Clarke a fines de mayo como responsable de actividades en América del Norte de GM fue interpretada como un intento de privilegiar la conciliación con la UAW. Clarke dirigía la división Asia Pacífico de GM desde 2004 y antes vicepresidente encargado de las relaciones sociales a comienzos de la década y principal negociador con los sindicatos en 2003.

Los dirigentes del primer constructor estadounidense y mundial todavía guardan el recuerdo amargo de la huelga de 54 días organizada por la UAW en 1999, que luego les sirvió de pretexto para separarse de Delphi.

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