La crisis económica pone a prueba a los franceses

La crisis económica pone a prueba a los franceses

París. La crisis económica está poniendo a prueba la capacidad de los franceses  para enfrentar grandes desafíos. Ayer el presidente  François Hollande admitió  que la crisis alcanza de lleno a su país, que no crecerá en 2013 más que un 0,8 % y que ello le obligará a aplicar recortes masivos de gastos, de hasta al menos 30.000 millones de euros. 

Para lograrlo ha reclamado a «los más ricos» que «demuestren su patriotismo», y anunció el visto bueno a la simbólica tasa del 75% para los ingresos superiores al millón de euros hasta que la economía se recupere, lo que calcula que ocurrirá en aproximadamente dos años.

El presidente indicó que su intención es obtener los aproximadamente 30.000 millones de euros necesarios en tres ámbitos: 10.000 millones a partir de recortes ministeriales, «excepto Educación, Seguridad y Justicia», otros 10.000 de grandes empresas y, finalmente, otros 10.000 a partir de las familias. Es decir, pretende obtener 20.000 millones aumentando la presión fiscal (10.000 por los gravámenes a las rentas más altas y otros 10.000 por impuesto de beneficios a las grandes empresas). Sin embargo, una mayor presión fiscal de las empresas va en contra de su objetivo de reactivar el crecimiento y puede aumentar relativamente pocos ingresos. Hollande corre el riesgo de matar a la vaca que está tratando de leche.

Con una tasa de paro alrededor del 10% en la medida en que compañías como Peugeot o ArcelorMittal recortan plantilla y producción en Francia, el presidente galo reconoció la semana pasada que el país tenía un problema de competitividad.

Todos los indicadores de competitividad -desde los costes laborales unitarios hasta la calidad de la educación y la formación- muestran una brecha creciente con Alemania, el mayor socio económico de Francia.

Hollande quiere reducir los costes laborales mediante la transferencia de las cargas sociales a un impuesto general sobre la renta, mediante la flexibilización de los contratos indefinidos. Está buscando el consentimiento de los sindicatos, la mayoría de los cuales son hostiles a relajar las leyes laborales.

La recupeación, en dos años «Tengo como misión la recuperación del país. Voy a establecer una agenda de recuperación, en dos años, en el empleo y las cuentas públicas», manifestó el presidente, criticado en las últimas semanas por una cierta lentitud en el trabajo del Gobierno y la falta de precisión en las reformas.

En otro de los mensajes hacia una población crecientemente preocupada por el incremento del desempleo, el presidente declaró en la entrevista concedida al canal privado de televisión TF1 que la «curva del paro» deberá tender hacia abajo en el plazo de un año.

El empleo es justamente una de las inquietudes fundamentales de los ciudadanos franceses, según demuestran los últimos sondeos, que además reflejan una caída del apoyo del electorado al Gobierno socialista, del que se teme que no cumplirá parte de las promesas electorales. 

Publicaciones Relacionadas

Más leídas