La crisis financiera y la “Enfermedad Holandesa”

La crisis financiera y la “Enfermedad Holandesa”

El Gobernador del Banco Central, Héctor Valdez Albizu, dijo el domingo pasado, que el impacto de la crisis financiera de los EEUU sobre la economía dominicana es paradójico. En lugar de generar incertidumbre y desconfianza en el sistema financiero entre los inversionistas, se ha producido una avalancha de entrada de dólares elevando la liquidez de los bancos a niveles inesperados. Afirma que, en consecuencia, la tendencia del tipo de cambio (el precio en pesos del dólar) será a bajar.

Como el BC debe suministrar los pesos demandados por los ofertantes de dólares a los bancos, aumentan las reservas de los bancos. El BC, a su vez, vende más de sus títulos a los bancos y al público, para evitar que el exceso de liquidez en pesos deprima la tasa de interés que, en principio, es la causa efectiva de la entrada de los capitales en dólares. El BC mantiene la tasa de interés aumentando su deuda. Palabras (no textuales) del Gobernador: “en el Banco fuimos previsores y empezamos a subir la tasa de interés desde enero… los pesos que inyectamos para aumentar nuestras reservas internacionales, ya los retiramos con la venta de certificados…”.

¿No suena esto a círculo vicioso? Como he afirmado antes, la sobrevaluación del tipo de cambio (dólar barato) sigue siendo una meta intermedia de la política monetaria, para lograr su objetivo “único” de baja inflación.

A nuestro entender la paradoja se puede convertir en ironía. Los países petroleros y aquellos cuyo principal producto de exportación es un recurso no renovable que goza de altos precios internacionales (rentas) están amenazados por la llamada “Enfermedad Holandesa”. Ésta consiste en el atrofiamiento de la estructura productiva de un país debido a la sobrevaluación de su moneda causada por afluencias masivas de divisas (en nuestro caso, por las altas tasas de interés). Sus efectos secundarios son: estímulo al consumo, las importaciones y aumento de la proporción del ingreso para los rentistas; mientras, por otro lado, desincentivo a las exportaciones, la inversión real y reducción de la rentabilidad de los productores.

Veamos qué dicen los datos del primer semestre del 2008. Los sectores con potencial de exportación o de sustitución de importación están en recesión: Agropecuario, -5.6%, Minería, -2.2%, Industria de zona franca, -2.0, Industria azucarera, 1.0%. Los sectores de bienes y servicios no exportables crecieron por encima del promedio: Comercio, 11%, Instituciones financieras, 19%, Construcción, 10%. Las importaciones de bienes de consumo crecieron un 39%, seis veces más que como creció la economía.

La verdadera paradoja es que siendo nuestro país importador de petróleo y carecer de exportación de recursos no renovables con altos precios internacionales, estemos padeciendo la “Enfermedad Holandesa”.

Vendrá el momento inevitable cuando la economía tenga que ajustarse para “corregir” el resultante déficit en cuenta corriente, cuando cambien las expectativas de los inversionistas sobre la sostenibilidad del modelo de crecimiento con dólar barato. Y la ironía es que esta política de estabilización del BC sería la causante de la inestabilidad.

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