La crisis integral

La crisis integral

C) Detalles de la crisis integral. La caída de la producción (tomando las cifras del Banco Central correspondientes a septiembre del 2003) se expresó en -3.9% en el sector agropecuario, -3.2% en la industria manufactura, -81% en la construcción, -13-1% en el comercio (debido al constreñimiento de la demanda), -7-7% en el transporte, -6-6% en la electricidad y el agua, y -4-3% en el sector financiero.

Los únicos sectores que crecieron fueron: Comunicaciones en 10.7%, y Hoteles, Bares y Restaurantes en 36.4%. evidentemente que esta última cifra está adulterada y persigue reducir artificialmente el desplome del PBI.

La inflación pasó de 4.3% en el 2002 a 42% en el 2003. La devaluación, como dijimos, fue del 100% en el 2003 y habría que sumarle más de 20% en enero del 2004.

Las causas de esta devaluación están determinadas por la sangría de divisas que implica la libre repatriación de dividendos de las empresas extranjeras, por la enorme fuga de dólares, por el incremento de la deuda externa y de los servicios de la misma, por el déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos y por la gran expansión monetaria (créditos del Banco Central, tipos de créditos, etc.)

A septiembre del 2003, los dólares repatriados por las empresas extranjeras sumaron 1,046 millones y por concepto de nuevas inversiones sólo entraron 571 millones de dólares, para un saldo negativo de casi 500 millones de dólares. Y esto equivale a una descapitalización neta.

La fuga de dólares consignada bajo el inocuo título de «Errores y Omisiones» en esos 9 meses del año 2003 ascendió a 1,261 millones de dólares, comparado con 214 millones en el 2002.

La emisión de dinero inorgánico superó el monto de la desmonetización, registrándose un incremento del dinero circulante de 42 mil millones de pesos en el 2002 a 75,800 millones en el 2003.

El crédito emitido por el Banco Central para ayudar a los bancos comerciales privados y cubrir déficit fiscales en diciembre del 2003 superó los 93,500 millones de pesos, registrándose un incremento de 40 mil millones den los créditos a los bancos. El crédito del Banco Central en el 2002 y el 2003 fue igual a cero. Esos préstamos sobre todo favorecieron el comercio, los servicios y el sector público, descendiendo alarmantemente aquellos destinados al sector productivo. Y ese incremento de la masa monetaria (con destino improductivo) presionó la compra de dólares por diferentes vías. provocando más devaluación. La deuda externa pública erogada ascendió de algo menos de 4 mil millones de dólares en el 2000 a 5,100 millones en el 2003. La deuda externa privada llegó a los 7 mil millones en el 2000 a 5,100 millones en el 2003. La deuda externa privada llegó a los 7 mil millones. El total es de 12 mil millones de dólares sobre un Producto Interno Bruto de alrededor de 10 mil millones de dólares, lo cual es realmente terrible. A esto hay que agregar otros 3,700 millones de deuda contratada y todavía no ejecutada.

En el año 2003 el pago de los servicios de la deuda externa (intereses y amortizaciones) consumió 20 mil millones de pesos de un presupuesto de 82 mil millones (25%).

De cara al año 2004, la deuda ha crecido aún más, puesto que por lo menos una parte de deuda no ejecutada podría erogarse en el año en curso.

El déficit fiscal actual ronda los 6,500 millones de pesos, mientras que el «cuasi fiscal» (créditos del Banco Central para cubrir los agujeros financieros, el pago de intereses por los certificados de depósitos y las deudas a las empresas eléctricas) supera los 90 mil millones de pesos.

La recesión económica determinó una baja en las importaciones a 6,005 millones de dólares en el 2003 en comparación con 6,693 millones en 2002 (calculado al mes de septiembre), unos 687 millones de dólares menos. Si se excluyen las zonas francas, las importaciones fueron de 4,691 millones de dólares y las exportaciones de bienes 790 millones para un déficit comercial de 3,200 millones de dólares.

En verdad, ni las zonas francas, ni las remesas, ni los préstamos pudieron evitar un déficit en balanza de pagos de 375 millones de dólares.

La inminencia del TLC con Estados Unidos, acelerado por el interés político de un presidente candidato subordinado a Washington y por los grandes empresarios de zonas francas, apunta hacia una situación peor si se tiene en cuenta sus efectos destructivos sobre el aparato productivo nacional y hacia la transnacionalización completa del mercado interno.

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