La crisis no es exclusiva de República Dominicana

La crisis no es exclusiva de República Dominicana

Los dominicanos salimos airosos del pasado torneo electoral ya que se desarrolló sin traumas.  Fue una muestra  de civismo dada por el pueblo y por los candidatos que concurrieron y que aceptaron los resultados de manera civilizada también.

Ahora bien, se sabía de antemano que cualquiera que ganara tendría un enorme reto por delante: enfrentar la crisis mundial que se presenta en muchos escenarios.

El alza vertiginosa del petróleo, unida a la crisis alimentaria, son dos factores preocupantes a la vez alarmante que nos afecta a todos. A nivel mundial. No es exclusiva de República Dominicana, como tampoco es exclusiva del Ejecutivo.

El escenario que vivimos mundialmente resulta muy cuesta arriba para cualquier nación y para cualquier  gobernante.  Y esa es una realidad que amerita del concurso de todos.

Gobernantes y gobernados, elegidos y no elegidos, pobres, ricos, blancos, negros, católicos, judíos. Ateos.  Todos,  entiéndase todos, debemos unirnos en aras de un bien común: paliar la crisis.

Nunca ha sido tradición en nuestro país que los representantes de partidos políticos de oposición colaboren con el Gobierno.  Todo lo contrario, nuestra tradición ha sido desde que tengo uso de la razón, atacar todo lo que haga el gobernante de turno. Palo si boga, palo sino bogas.

La necesidad imperante que reina a nivel mundial pide, exige, reclama el concurso de todos. Estamos, por así decirlo, en una situación de emergencia.  Se requiere, repito, del concurso de todos.

El país cuenta con un gobernante ecuánime, capaz de lidiar en tiempo de crisis y es un punto a nuestro favor pero, requiere del concurso de todos y ha dejado ver públicamente que está abierto a cualquier posibilidad que nos lleve por senderos de progreso y estabilidad.

Los dominicanos, por tradición,  tendemos a suponer que todo, entiéndase todo, deberá resolverlo el gobierno y, en consecuencia, toda la culpa recae en el gobierno. Si bien es cierto que en todos los gobiernos hay funcionarios que con su accionar no favorecen la imagen que se proyecta desde el Ejecutivo, no menos cierto es que también el pueblo, la sociedad civil y todos los que habitamos este país tenemos la responsabilidad de aportar ese granito de arena imprescindible para dar con la solución a los problemas que afectan el interés nacional.

Debemos pues, deponer la actitud tan arraigada entre nosotros los dominicanos de sentarnos a esperar que sea el otro el que resuelva. Se precisa asumir otra postura. 

Comencemos por nosotros mismos.  Ahorremos energía, seamos cautelosos en los gastos, consumamos menos combustibles, que al hacerlo estamos, de paso, organizándonos la vida en aras a una estabilidad futura. 

Demos el ejemplo desde nuestros hogares, inculquemos a nuestros hijos y nietos la cultura del ahorro, la importancia de la economía y lo necesario de participar en agrupaciones que procuran el bien de la colectividad.

No debe recaer sobre el Gobierno exclusivamente la responsabilidad  de re-organizarnos para enfrentar la crisis alimentaría, la de los combustibles, y los efectos que están ocasionando los cambios climatológicos. Esa es una tarea de todos.

Es el momento de unir fuerzas en aras del bien común.  Seamos dominicanos.  Dejemos a un lado las ideologías (sin abandonarlas) y trabajemos juntos por y para nuestros hijos y nietos.

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