La crisis permanente de Haití

La crisis permanente de Haití

Haití es calificado como el niño problema de América. Los politólogos y otros entendidos consideran que los haitianos viven en un Estado fallido.

Las estadísticas deprimen al más optimista:

– La renta per cápita, la más baja de América, apenas llega a los US$1,000.00

– El analfabetismo sobrepasa el 60%.

– La esperanza de vida de los hombres, es de 52 años y la de las mujeres, solo 54.

– La tasa de desempleo se acerca al 70%

– Más de la mitad de la población es clasificada en la extrema pobreza.

– El territorio haitiano, carcomido por la erosión, se ha convertido en un erial

– Más o menos un 10% de la población da seropositiva en relación al VIH.

– Inferior a la mayoría de los países del África, el consumo eléctrico no sobrepasa de 30 kilos

Su historia política, desde su independencia, en el año 1804 es de gobiernos absolutos, muchas veces con el título de emperador o rey, salvo algunas excepciones.

Pero Haití tiene una historia gloriosa:

Vence a la Francia Napoleónica en una guerra de triple dimensión: social, económica y por la libertad.

En resumen, ¿qué hacer con Haití? En vez de gastar millones de dólares en la MINUSTAH, bastaría con una guarnición de 1000 soldados de la ONU que se dediquen a preservar la paz.

Aunque lo principal es la rehabilitación de Haití, con estas posibles medidas, que deben ser implantadas mediante recursos aportados por Estados Unidos, Francia y Canadá:

a. Un plan de alimentos

b. Un programa total de reforestación

c. Proyecto de educación total

d. Levantamiento de viviendas con agua corriente y luz eléctrica

La aprobación por parte de la Unión Europea, Canadá y Estados Unidos de leyes que dispongan la total exención impositiva a las empresas que se establezcan en la República Haitiana.

¿Elecciones? Un pueblo con tantas necesidades acude a las urnas con un signo de esperanza. Pero ¿habrá un gobernante taumaturgo que convierta el polvo de la tierra en bienes divinos para la felicidad del pueblo haitiano?

En otra apreciación, la isla Hispaniola está ya superpoblada, más Haití que la República Dominicana. El suelo dominicano no resiste más inmigración. Si continúan penetrando por nuestra frontera la pobreza se agravaría, convirtiéndose en indigencia.

Se impone celebrar, aquí en Santo Domingo, una conferencia migratoria, que debe estar auspiciada por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR), por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y por supuesto por los gobiernos dominicano y haitiano que traten y estudien el tema de la inmigración, en la que sobre todo deben participar representantes de las tres américas y de Europa.

Que voluntariamente esos países acepten una cuota migratoria haitiana, previo estudio de las condiciones que pudieren exigir. Sería un desahogo para una población tan sufrida.

Un pueblo heroico, como ha sido el haitiano, merece respaldo y cooperación.

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