La crisis permanente

La crisis permanente

Para el inicio del gobierno de mi amigo Salvador Jorge Blanco propuse que el país fuera  sometido a una economía de Guerra.

En una economía de guerra se elimina de un solo corte todo lo no sea absolutamente necesario.

                                   “En este mundo traidor
                                    Nada es verdad, ni es mentira
                                    Todo se ve del color
                                    Del cristal con que se mira

Esa cuarteta archimanoseada es aplicable a todas las situaciones y épocas.

La humanidad ha vivido en una crisis permanente para la mayoría de las personas, no así para todos.

En cada época hubo quienes no sufrieron las crisis de la misma manera, aunque en muchos casos fue su ambición la que provocó los desajustes, hambrunas y toda suerte de dificultades. Desde que se controlaron las epidemias, una tras otra, hasta el descubrimiento de la penicilina, hubo mucho sufrimiento en el mundo, pero los de arriba siempre capeaban los temporales con menos dificultades.

En 1944, en plena Segunda Guerra Mundial, viajamos al matrimonio de la prima Carmita Michel Suero con Rafael Silvestre (Frank) Vásquez y la guagua llevaba en el techo siete u ocho gomas con trozos superpuestos (zapatones los llamaban) para que sustituyeran las llantas que hubiera que descartar en el camino.

Ello supone que, en muchos casos, cuando se usaban las gomas con zapatones, la guagua daba brincos, salvo que no se combinaran los zapatones y se colocaran las gomas en paralelo.

Por supuesto, en esa época algunos tenían carros, muy contados, con los dedos de las manos, pero los tenían.

Para quienes tenían carros durante la Segunda Guerra Mundial la crisis fue menor, sólo les provocó dificultades.

Sobre el tablado, en el escenario nacional hay lo siguiente: precios imposibles de los combustibles, provocan alzas en los pasajes, en el transporte de carga de víveres, animales, aves y todo tipo de combustibles, encarecimiento de los agroquímicos, aumento de la mensualidad de los colegios, más alta tarifa de electricidad, agua, teléfonos y paro de contar.

Pero en el mercado están los últimos modelos de vehículos de alto consumo, los supermercados venden caros productos importados, entre los que se incluyen tomates pelados, dulce de guayabas y otros productos que debemos producir aquí.

Cuando nos abrieron las piernas y nos empujaron la globalización y los tratados de libre  comercio, se prohibieron los controles de precios y las prohibiciones de importación de cualquier alimento u objeto.

He leído muchas definiciones del arte de gobernar y nunca he visto una que diga que para gobernar se necesitan pantalones.

Nunca olvidaré que el doctor Joaquín Balaguer dijo en su discurso inaugural en 1966 que estaba dispuesto a hacer una operación sin anestesia, ante la crisis que vivíamos.

No pido un baño de sangre ni persecuciones, presos políticos, deportaciones, manejo de los jueces, abusos de autoridad.

Reclamo que se use el bisturí para gobernar y adoptar las decisiones que sean precisas para capear el temporal.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas