La crisis que recorre Europa

La crisis que recorre Europa

Por varias razones, la crisis financiera que recorre Europa debe llamar mucho la atención en República Dominicana. En primer lugar, muchos compatriotas se han establecido en diferentes naciones del viejo continente, sobre todo en España, contribuyendo con la economía a través del envío de remesas; y, en segundo, las causas que se citan guardan enorme relación con los problemas que se han denunciado en el país, entre los que figuran el excesivo endeudamiento público para fomentar el clientelismo político.

Hungría, que no forma parte de la eurozona, acaba de entrar en escena por las mismas causas que originaron la debacle en Grecia, lo que ha amplificado el pánico en los mercados. Las autoridades griegas, con la complicidad del Fondo Monetario Internacional (FMI), bancos de Estados Unidos y agencias calificadoras de riesgos habían manipulado las estadísticas y ocultado operaciones para ingresar a la Unión Europea. Cuando la maniobra se destapó no pudo evitarse el contagio en otras naciones que se habían valido de los mismos trucos.

Grecia ha quedado como un referente ante la propagación de la crisis financiera por España, que ha tenido que recurrir a un drástico plan de austeridad y auxiliada por organismos internacionales; Irlanda, Portugal, Gran Bretaña, Italia y ahora Hungría.

Todas eran economías que, en el papel, lucían sólidas, y en el caso de España llegó a reclamar un espacio entre las superpotencias, al convertirse en la octava economía más grande del mundo.

 Lo de España es más complejo, porque en verdad llegó a reducir el desempleo a su mínima expresión y erigirse en faro de la inmigración latinoamericana y africana.

Los dominicanos, que somos tan dilapiladores, debemos vernos con la mayor sinceridad en ese espejo. Con aparato productivo por el suelo, la reducción de las remesas como consecuencia de la crisis en Estados Unidos y en Europa, con un turismo que no crece como se esperaba y sin una inversión extranjera sostenida, la realidad no puede ser muy halagüeñas ni las perspectivas tampoco.

Sabemos que el crecimiento en la economía del que tanto se ufanan las autoridades no ha sido resultado de la inversión privada, sino del endeudamiento para estimular la construcción y el consumo. Lo peor en momentos de por lo menos tanta incertidumbre en Europa es crear falsos parámetros para engañar la población. No es verdad que la economía dominicana en ningún momento ha sido más sólida que la española, y ya vemos como está España.

El Gobierno Dominicano, que ha tenido la suerte de una caída en los precios del petróleo, está compelido a reflexionar sobre ese endeudamiento para mantener el clientelismo político.

Ese dinero que se ha tornado prestado será el país el que algún día tendrá que pagarlo. Y lo peor es que se hará sin contar con servicios básicos, pero sobre todo el eléctrico, resuelto.

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