La crisis retrasa los Objetivos
de Desarrollo del Milenio

La crisis retrasa los Objetivos <BR>de Desarrollo del Milenio

POR CARMEN CARVAJAL
La República Dominicana no podrá cumplir con varios de los puntos consignados en los «Objetivos de Desarrollo del Milenio» (ODM), acordados con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PUND, los cuales pretenden reducir la pobreza a la mitad, para el año 2015.

OTROS OBJETIVOS

Muchos de los objetivos y metas sólo podrían cumplirse, si el país adopta una serie de reformas estructurales y mejora su nivel institucional.

Muchos avances logrados durante los últimos 15 años, se perdieron a raíz de la crisis económica que todavía agobia a los dominicanos desde el 2002.

Los Objetivos de Desarrollo del Milenio, surgieron de la Declaración del Milenio y constituyen un compromiso asumido por el Estado Dominicano, junto con otros 146 Estados, durante la Cumbre del Milenio, celebrada en las Naciones Unidas en septiembre del 2000, en la cual se apostó por la promoción de un desarrollo sostenible.

Los objetivos contemplan 18 metas y 48 indicadores, a los que se monitorea, teniendo como referencia base la situación de cada país en el 1990 y fijando para el 2015 la consecución de las metas propuestas.

La evaluación de los primeros cuatro años de acción en República Dominicana, en procura de los objetivos, fue recientemente presentada en el país por el economista Jeffrey Sachs, quien asesora a las Naciones Unidas en este programa.

LOS OBJETIVOS Y METAS

Los objetivos y metas de desarrollo buscan básicamente la erradicación de la pobreza extrema, y se persigue que para el 2015 se haya reducido a la mitad la pobreza extrema, es decir, el número de personas que viven con menos de un dólar diario y también el porcentaje de gente que pasa hambre.

También, la enseñanza primaria universal, la igualdad de los sexos y la autonomía de la mujer. Reducir la mortalidad de los niños y niñas menores de 5 años, mejorar la salud materna, combatir el VIH/SIDA, el paludismo, la tuberculosis y otras enfermedades.

Además, garantizar la sostenibilidad del medio ambiente y fomentar una asociación mundial para el desarrollo.

MALA DISTRIBUCIÓN

El informe destaca el impresionante crecimiento de 7.2% logrado por la economía dominicana en las últimas 4 décadas, y cómo la mala distribución del mismo ha impedido que vaya parejo con la mejoría del índice de desarrollo humano, por lo que no se ha traducido en mejoría de vida para la población de menos ingresos.

A esto se añade la crisis de los últimos años que ha hecho retroceder algunos indicadores y sumado más de un millón de personas al listado de los pobres.

Aumentó la esperanza de vida, pero el índice de desnutrición se situó en 25%. El informe destaca cómo la población, con un índice de crecimiento de 1.8%, comienza a envejecer y cómo ha pasado de un 35% urbana en el 1970, a un 63.6% en el 2002.

En tanto, los sectores que sustentan la economía actual, turismo y zona franca, comienzan a presentar numerosos problemas, que suponen un agotamiento del modelo.

REDUCIR LA POBREZA

El informe recuerda que en el 2000, el 5% de la población se encontraba en situación de pobreza extrema, lo que subió a 5.5% dos años después. En tanto, el porcentaje de pobres era del 12.16% de la población, que subió en el período citado a 12.96, superando el 1,2 millones.

Tras preguntarse la posibilidad de que se logre la meta de reducir a la mitad el porcentaje de pobres para el 2015, los autores sostienen que esto es posible sólo «si se repite el ritmo de crecimiento de la década de los noventa y no se deteriora la distribución equitativa del ingreso».

Entiende que si la distribución mejora, los esfuerzos para lograr esta meta serán menores.

En cuanto a la segunda meta, de reducir el hambre, el informe indica que no se trata sólo de dejar de comer, sino también estar desnutrido o experimentar insuficiencia aguda y permanente de alimentos cuyos nutrientes satisfacen los requerimientos mínimos.

La mal nutrición a una edad temprana puede causar efectos nocivos permanentes. En los niños menores de cinco años se presenta de forma aguda, con bajo peso para la talla, y crónica, con baja talla para la edad. Esta última es irreversible.

Citando estudios de la FAO, el informe indica que el porcentaje de población que no satisface los requerimientos diarios alimenticios, y de niños que padecen bajo peso o baja talla, no ha disminuido lo suficiente en los últimos cuatro años, como para pensar que esta meta pueda ser alcanzada. Del 1990 al 1997, el porcentaje bajó de 27% de la población, al 25%.

La meta fijada para el final del período de los ODM es de 13.5% de la población, y de acuerdo a las proyecciones, para el 2014 al 2016, el 217% de los dominicanos tendrá una alimentación deficiente, es decir, pasará hambre.

Tras citar que el hambre es producto de la pobreza, afirma que tiende a perpetuarla, puesto que limita la productividad de quien la padece, impidiéndole trabajar en procura de superar su situación.

Además de promover programas que faciliten el acceso de los más pobres a los alimentos, recomienda la promoción de un amplio programa de producción agrícola y rural, que cree las oportunidades para una salida sostenible de la pobreza.

ESFUERZOS

Cita tres programas diseñados por el gobierno dominicano para combatir la pobreza: el «Programa de inversión social», del 2003; el Plan Nacional de Alimentación y Nutrición 1998’2005, y la Estrategia Nacional para la Reducción de la pobreza, del 2003.

Este último programa, diseñado para 12 años, contempla una inversión de RD$57,444 millones en proyectos sociales prioritarios.

Destaca los inconvenientes generados por la falta de información eficiente y actual, por lo que urgió buscar soluciones en las que se involucre a todas las entidades del Estado responsables de acumular estadísticas e indicadores.

La reducción de la pobreza pasa por la recuperación de los índices de crecimiento de la década del 90, y esta meta, a su vez, requiere de políticas para combatir la crisis económicas y hacer frente al problema serio del déficit cuasi fiscal del Banco Central.

También, recomienda aplicar políticas públicas que ayuden a vincular el crecimiento con el bienestar de las personas, sin marginar a los grupos más vulnerables.

«La condición indispensable para enfrentar con éxito dicho reto es lograr una reforma fiscal (ingresos y gastos) que dé sostenibilidad a las políticas sociales, que mejoren el salario social y que consiga la justa distribución del ingreso. Todo eso requiere un reforzamiento de la institucionalidad del país y el diseño de políticas de Estado que den continuidad, coherencia, eficiencia y focalización a las políticas públicas en asuntos relativos a la población y al desarrollo», especialmente en la juventud y las mujeres.

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