La crisis sentimental

La crisis sentimental

Pirulo tocó en la puerta trasera de la iglesia a las siete de la mañana. Bartola se asomó a la reja; al ver al herrero abrió el candado. –¿Qué hace aquí tan temprano? –Vengo a ver al padre Servando. –Ya él está desayunando, pase adelante. Pirulo entró al comedor y vio al cura sentado a la mesa con la cara tapada por un periódico. –Buenos días, padre Servando. –Buenos días, Pirulo; ¿ocurre algo desagradable? –No, nada de eso; vengo a decirle que hablé con Veranda. Ella se ocupará de llamar a los clientes y estimular los cobros; el niño vendrá al taller los viernes y sábados.

Le pagaremos a ella; hará el trabajo desde su casa. Al hijo de Bululo le daremos un pago simbólico, para que compre dulces y juguetitos. Le enseñaremos el oficio de su padre, poco a poco. Pero quedamos en que no faltará a la escuela. –Me parece muy bien lo que han decidido. De libros de texto me encargaré yo. Tú los entregarás en una mochila marcada con el nombre del muchacho. Vete pronto al taller; ocúpate en que se hagan rápidamente los trabajos pequeños; no los dejen para después. Los trabajos grandes vendrán; pero no cuentes con ellos por algún tiempo.

–¿Pirulo, usted ha desayunado? –Sí, padre; nunca salgo a la calle sin tener el estómago preparado para el día de trabajo. –Así debe ser; mi abuelo Zenobio decía a cada momento: “barriga lleva pie”. ¿Te fijaste en lo que hizo la perra del taller? –Sí, claro, “Duquesa” se echó donde cayó Bululo; a veces ladra quejosamente frente a su máscara de soldador. –Ahora los animales son más cariñosos que las personas. Los hombres evitan tener lazos sentimentales. Aspiran a comportarse como máquinas.

–En realidad, ese es uno de los peores problemas que confronta la gente de hoy: sufrimos una crisis de los sentimientos. La educación actual está dirigida a los razonamientos, a las conveniencias económicas. Nos han amputado los afectos; nos falta el motor sentimental. La perra del taller parece sentir pena por la muerte de Bululo. Para el hombre que lo mató, Bululo era igual que un lagartijo. La principal tarea humanitaria del futuro será restaurar los sentimientos.

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