LA CRISIS Y SU IMPACTO EN LA SOCIEDAD

LA CRISIS Y SU IMPACTO EN LA SOCIEDAD

Cuando con exultante júbilo Marcos recibió su título universitario, creía atesorar la llave hacia un porvenir promisorio, la merecida recompensa al desvelo y sacrificio para cursar la carrera de Derecho. La ilusión duró poco, se deshacía en frustraciones que le bajaban la autoestima a los pies, y en vez de ir hacia el pórtico del éxito, la crisis económica lo precipitó abruptamente al umbral de la pobreza.

Los drásticos recortes que este año dejaron sin trabajo a cerca de cien mil dominicanos, trastrocaron su vida al quedar su hogar con las arcas vacías. Quedó sin empleo en momentos en que su esposa estaba desempleada, perdiendo el pan una familia que, como la mayoría de los hogares de clase media baja, vivía sobregirada, sin ninguna reserva a la cual apelar.

Marcos y Maricarmen engrosan la legión de obreros y profesionales desempleados, abogados, economistas, ingenieros, periodistas, y de otras disciplinas comprendidos en el 16.4% de la población económicamente activa desempleada, en un país que derrocha su capital humano, en vez de incorporarlo a la forja de riquezas.

Ambos son parte de alrededor de 500 mil personas que en los últimos tres años quedaron cesantes, además de miles que anualmente egresan de las universidades sin que el deprimido mercado laboral pueda absorberlas.

Su esposa se descorazona al verlo salir a pie cada mañana hacia la Oficialía Civil, en La Feria, procurando ansioso un «picoteo» para que su familia coma ese día. Al marcharse le dice a Maricarmen que vaya cocinando el arroz o los víveres, que con lo que obtenga comprará carne o huevos, el faltante del almuerzo que guardarán a sus hijos al salir de la escuela.

Un viacrucis cotidiano, agonizante ir y venir entre su casa, el mercadito vecino y la Oficialía Civil. Tan pronto consigue RD$100 ó RD$200 va presuroso a comprar lo que falte y regresa de inmediato a su trabajo itinerante, compitiendo con buscones que se arremolinan en los pasillos, husmeando entre el público para prestar sus servicios al que requiere de algún documento.

–Mi esposo se cansó de regar currículum y no ha conseguido un trabajo, nada más que picando, de vez en cuando consigue un traslado, un contrato de inquilinato, que para asegurarlo él lo hace en RD$500 cuando otros le quitan mil y pico. Se gana lo que uno se va a comer, nada más.

–El se sienta donde están los tributarios, sacan actas de nacimiento y le dan algo, pero tiene que pagar adentro, si da RD$50, le quita RD$100 al cliente. Esta es la hora que él me dijo que fuera poniendo el arroz que iba a mandar la carne, tengo las habichuelas hirviendo y estoy esperando que me la traiga.

Maricarmen guarda silencio, mira apesadumbrada a su interlocutora, luego expresa: –Sí, es así que se está viviendo. Se están pasando muchas calamidades, desde que a uno le subieron el tanque de gas las cosas están más difíciles.

Con sus tres hijos residen en las inmediaciones de La Feria, en una casa propiedad de la madre de Marcos, septuagenaria que subsiste rentando dos habitaciones, quien les permitió que construyeran en los altos. –La suerte que uno se puso a hacer esto ahí, tardamos siete años, imagina si nos hubiéramos despreocupado como ha subido la funda de cemento.

La residencia, de bonita fachada, no aparenta ser escenario del drama que viven sus inquilinos para comer cada día, desde que la inflación elevara los precios y «trastornara las hormonas» de Maricarmen al constatar la pérdida de valor de RD$10, los únicos que tenía.

Una tarde, regresó cansada y hambrienta del curso de farmacia que realiza, interesada en conseguir un trabajo. –Sólo había guineítos, tenía RD$10 y mandé al colmado a comprarlos de queso, cuando viene, y me dio pena pues quería pagar con él, me dice: mami que no se venden RD$10 de queso. Cogí un pique tan grande, carajo, que me los metí en la boca y los masqué, los masqué carajo, ni me comí el queso ni me pude comer los RD$10 porque no se comen.

–Fue una cosa que me dio, ay Dios mío, una desesperación tan grande que los desbaraté, los tiré en la basura, si no sirven para comprar nada, )por qué existen? Una vecina me dijo fue que esas neuronas tuyas se te dispararon.

Maricarmen está irascible, su cambiante humor la lleva de la depresión a la ira, no se adapta a la pobreza, a las privaciones y vejámenes que sufre la base de la pirámide social, adonde fue desplazada con la crisis, al igual que numerosas familias de clase media baja.

No se adaptan, por lo que en esos niveles socioeconómicos, donde muchos sobreviven con remesas enviadas por parientes que emigraron a Estados Unidos o Europa, aumenta el éxodo al exterior. Se suman a 1,042,910 dominicanos residentes en Nueva York, a más de 27 mil que viven en España, sin contar los radicados ilegalmente.

[b]BUSCAN EMPLEOS[/b]

Como Marcos y su esposa, miles de mujeres y hombres desempleados y subempleados van y vienen en busca de un trabajo o alguna ocupación extra que compense un salario devaluado que los hunde más en su mísera existencia.

En la pobreza está una gran mayoría de la fuerza laboral, los trabajadores privados que devengan salarios mínimos o apenas lo rebasan, también una alta proporción de los empleados públicos, mal remunerados, mientras funcionarios reciben más de RD$300 mil mensuales entre sueldo y gastos de representación.

Mucho dinero frente al salario mínimo vigente en las empresas grandes, que en noviembre pasado aumentó de RD$3,860 a RD$4,475, suma que en los últimos doce meses perdió el 32.74% de su poder adquisitivo. Su valor real se redujo a RD$3,010, menos que en el 2002, con monto nominal de RD$3,415.

A una tasa de RD$40 por dólar, los RD$4,475 del mínimo salarial equivalen a US$111.87, que apenas rebasa la línea de la pobreza utilizada en la Estrategia para la Reducción de la Pobreza, elaborada en 1998 por el Gabinete Social y la Oficina Nacional de Planificación (Onaplan), de US$85.8 mensuales por persona. De modo que para una familia de cuatro miembros el monto sería US$343.2, o sea, RD$13,728.

Pero una gran parte de la población «privilegiada» que retuvo su empleo en empresas medianas y pequeñas, devenga salarios inferiores, apenas RD$3,075 y RD$2,720 mensuales, respectivamente. Estas cifras equivalen a US$76.9 y RD$68 mensuales, inferiores a la línea de pobreza utilizada en 1998.

Los estándares internacionales del Banco Mundial sitúan en la pobreza a quienes no disponen de dos dólares diarios, RD$2,400 al mes, y en pobreza extrema a los que gastan un dólar por día.

[b]OLA DE CANCELACIONES[/b]

Mientras Maricarmen y Marcos buscan un empleo, otros lo pierden. En los últimos tres años se desató una ola de cancelaciones, acentuadas en el 2003. De enero a septiembre perdieron su trabajo 64,520 personas, 24% más que el año pasado.

Durante esos siete meses cerraron sus puertas 65 empresas, en su mayoría pequeños negocios, en perjuicio de 1,519 empleados, de los que muchos se lanzan al mercado informal, al «chiripeo». Una cifra superior al 2002, cuando clausuraron 43 negocios, de acuerdo con la Dirección General de Trabajo.

La encuesta sobre fuerza de trabajo del Banco Central determinó un incremento del desempleo de 16.1% a 16.4% entre abril de 2002 e igual mes de 2003. Mientras, el informe «Mercado de trabajo en República Dominicana. Problemas y desafíos de una política de empleo y trabajo decente», de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), estima que al finalizar el 2003, en un escenario pesimista, la cifra llegaría al 17.3%, y en el 2005 a 19.5%.

Dado que la definición de desempleo es muy laxa, la tasa de desempleo como la determina el Banco Central, no es un buen indicador para reflejar la realidad ocupacional. A fin de establecerla los encuestadores preguntan: –Usted estuvo trabajando la semana anterior? Si lo hizo aunque sea por dos días se le considera empleado?

Una realidad insoslayable es que con la crisis económica se deteriora la calidad del empleo, sea manteniéndose en la misma posición o desplazándose hacia otra de inferior calidad. La gente desciende de un trabajo más alto a otro peor remunerado o hacia el mercado informal, como ocurrió a Marcos.

Cuando perdió su empleo, ya Maricarmen tenía meses desempleada, era cajera en un supermercado con un sueldo de RD$1,700 quincenales. Al desaparecer, se llevaron consigo los alimentos que adquiría, escuchando a menudo la queja de sus hijos, que se desnutren con una pobre ingesta proteica, por la falta de leche, carnes, pescado y queso.

–Los niños me dicen, mami usted ya no me trae corn flakes y ni un chin de leche. Y yo digo y cómo diablos lo traigo, carajo, cómo lo compro si antes con RD$24 conseguía en un especial una caja que cuesta ahora más de RD$70 y los otros más de RD$100.

–Les traía un paquete de panes de hot dog, vale RD$170 y era a RD$90, y no se cuántas salchichas, ya no. No he vuelto a comprar leche, y pienso en mis hijos, traía una lata de ciento y pico, o si no los sobrecitos de RD$12, que están en supermercados a RD$35 y en colmados a RD$48. Con esa cantidad podía desayunarlos y cenarlos, porque compraba RD$10 de pan y eran diez panes, ya no, no he vuelto a comprar pan, no voy a dar RD$3 por uno, tampoco RD$4 por un huevo.

–En la escuela les dan leche o un juguito, y les digo cómanse to’ lo que les den, por si un día llegan y aquí no hallan. Ellos están conscientes, saben que su papá lo que hace es que pica, que cuando yo estaba trabajando era para que ellos comieran.

–En la noche les hago un chocolate de agua con un poquito de avena y RD$5 ó RD$10 de unas galletas de a peso. A veces compro huevos a una guaguita que pasa, porque no los voy a pagar a cuatro pesos en el colmado, no me gusta comprar en colmados, son unos explotadores.

Maricarmen está irascible, furibunda, no se adapta a la degradante pobreza.

[b]SALARIO DEVALUADO[/b]

Difícil sobrevivir con el salario mínimo legal para las grandes empresas. El informe diario de indicadores económicos de la Oficina de Desarrollo Humano muestra que había caído de US$200 a US$126 mensuales, entre noviembre de 2001 y noviembre de este año, un descenso de 37%. Peor aún, para octubre de 2002 equivalía a US$188 y en octubre de 2003 año se había reducido a US$126, o sea, 33%.

El sueldo mínimo de las zonas francas industriales bajó de US$146 en octubre de 2001 a RD$79 en igual mes de este año, una disminución de casi 50%.

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