La crítica del regidor y una idea loca

La crítica del regidor y una idea loca

Dice el regidor Waldys Taveras que en el 2012, el Concejo de Regidores del Ayuntamiento del  Distrito Nacional, ADN, tuvo doce sesiones y según sus cálculos, cada una costó al contribuyente diez millones 700 mil pesos, que totalizan de 128 millones, 600 mil pesos.

Dijo además que cada una de las decisiones que fueron adoptadas en las sesiones del año pasado costaron dos millones de pesos, evidenciando una relación desigual entre  el costo y la calidad/cantidad del servicio que ese Ayuntamiento ofrece a la población capitalina.

Ese ayuntamiento tiene 37 regidores y cada uno devenga un sueldo de hasta  RD$150,000 mensuales, que es la suma de su sueldo base, 92 mil pesos,  más 40 y 25 mil por lo que ellos llaman “servicios profesionales”, y “otros ingresos”, todo ese dinero es para que la mayoría de ellos asistan a menos de una reunión al mes. Gastamos  5,550,000 pesos mensuales, 66,600,000 al año, en unos elegidos que dedican tan poco tiempo a su trabajo.

No a entraré en detalles sobre las quejas que expresa la población sobre el servicio que recibe de este Ayuntamiento, de sus niveles de cobertura y de su eficiencia: muy mala según las informaciones que tengo. Lo importante es establecer si es necesario que se tengan tantos regidores y que se les pague tanto dinero por tan poco tiempo de dedicación y de tan pobre calidad del trabajo que realizan, según dicen algunos de ellos.

En varios países, la función de regidor es honorífica, si no es de dedicación exclusiva en trabajo en comisiones, en otros se discute sobre el carácter honorífico o no de estos elegidos.

 Aquí, anteriormente era un cargo honorífico y muchos de ellos tenían una solidísima formación. La política es una profesión y quien se dedica a una función pública, si es de dedicación exclusiva es razonable que tenga una remuneración.

El Concejo de Regidores del ADN tiene varios miembros de muy buena formación, pero podría tener muchos más y sin recibir ni un centavo de sueldo, siempre que no sean de dedicación exclusiva. Sin consultar con todos ellos, citaría varios profesionales que estarían dispuestos a ser regidores en cualquiera de esas dos condiciones.

Entre otros, Pedro Alfonso, Omar Rancier, Cristóbal Valdez, Pedro Hernández, Domingo Matías, Luis Guzmán, Pablo Bonnelly, Marcos Barinas, Magaly Caba, Pipí Delgado, Guillermo Selman, Erick Dorrejo, César Pérez y Esther Morillo. Si algún partido o movimiento los llevara en sus listas, la ciudad podría tener una pléyade de regidores sólidamente formados en los temas urbanos, municipales, transporte, conservación de monumentos, etc., que aportarían sus conocimientos y tiempo al Ayuntamiento sin cobrar un centavo.

Si se eligieran diez de ellos, la población capitaleña o del Gran Santo Domingo se ahorraría un millón y medio de pesos mensuales, 18 millones al año, que se invertirían en proyectos de mejoramiento urbano y de viviendas en los barrios populares; tendríamos un Ayuntamiento con mayores posibilidades de ofrecer mejores servicios, menos corrupción y mejor idea de ciudad. Una idea loca para llamar la atención sobre  necesidad de abaratar el costo de la política y, porqué no, de nueva forma de hacer política.

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