Nueva York, EFE.- La Semana de la Moda de Nueva York fue testigo este domingo de la cruda realidad a la que se enfrentan las enfermas de cáncer de mama metastásico, que desfilaron por la pasarela para denunciar la falta de investigación para esta dolencia que no tiene cura. “El cáncer de mama metastásico es una sentencia de muerte”, afirmó durante el evento Michael Kovarik, uno de los pocos hombres que sufren esta enfermedad, que le llegó en 2015 cuando se extendió a huesos, pulmones y glándulas linfáticas.
La organización Metavivor, junto con Anaono, lucha para que esta frase tan lapidaria pierda significado, y evitar así el fallecimiento de más de 40 000 mujeres al año sólo en EE. UU., y unas 570 000 a nivel mundial. Y es que las estadísticas apuntan que una de cada ocho mujeres será diagnosticada con cáncer de mama, y de todas las afectadas, un 30 % llegará a la fase metastásica, que irremediablemente acabará con sus vidas. Pero nadie diría que la veintena de mujeres que recorrieron la pasarela en la Fundación Ángel Orensanz, todas ellas afectadas por el cáncer de mama metastásico, sufren una enfermedad sin remedio. Lejos de los superficiales y rígidos ‘shows’ que colman la Semana de la Moda de Nueva York, las protagonistas del día mostraron, con decisión y aplomo, no sólo sus cicatrices y pechos deformados por las duras cirugías a las que se deben someter, sino mensajes de fortaleza y positividad que encandilaron a las más de 200 personas que acudieron al evento. “I am living” (estoy viviendo)”, “Never Alone” (nunca solas) o “We will not bury our heads” (no nos daremos por vencidas) fueron algunos de los mensajes.