Cuando el profeta Simeón le dijo a María, la madre de Jesús: He aquí, éste está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que será contradicha (y una espada traspasará tu misma alma), para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones (Lucas 2:34-35); él estaba anunciando el verdadero significado de la Navidad, le definía propósito exacto del nacimiento de Jesucristo: caída (a los que no creen en Cristo) para unos, y levantamiento (a los que creen) para otros.
Y es en la cruz, cuando su madre ve a su hijo que era humillado, crucificado, maltratado, golpeado, con corona de espinas en la cabeza, clavado en esa cruz, le dieron vinagre a beber, se cumplía la promesa; y lleno de dolor y tristeza, era como si su corazón fuese atravesado por una espada.
Hasta llegó un momento que Jesús, para darle aliento, desde la cruz le dijo a su madre: mujer he ahí tu hijo, refiriéndose al discípulo Juan, que estaba con ella; y a Juan le dijo: he ahí tu madre;(Juan 19:26-27).
Cristo era crucificado para cumplir el plan más hermoso de Dios; entregar por amor a su Hijo, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna (Juan 3:16).
La cruz de Cristo viene a anular el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria; el Cristo crucificado triunfó sobre principados y potestades (de robos, menosprecio, violaciones, injusticias, abusos, maltratos, mentiras, vanagloria, orgullo, fama) y los exhibió públicamente triunfando sobre ellos en la cruz. (Colosenses 2:14-15).
Ese es el verdadero sentido de la Navidad. Que al creer en la muerte de Cristo podemos hacer morir lo terrenal (fornicación, impurezas, pasiones desordenadas, malos deseos, avaricia, idolatría). (Colosenses 2:5)
El que cree en Jesucristo debe permanecer en él, debemos andar como Él anduvo. 1 Juan 2:6
La Navidad no es solo para comidas y bebidas o para intercambio de regalos para aumentar el consumo de las tiendas y expandir los negocios.
Más aun, el que ha recibido al Señor Jesucristo debe andar en el. (Colosenses 2:6) Sin borracheras, lascivias ni desenfrenos, ni competencias, sino con un espíritu de amor, poder y dominio propio. Que este sentido preciso de la cruz, de la Navidad nos aliente a ser revestidos del hombre nuevo, manifestando la naturaleza e imagen de Cristo, en misericordia, benignidad, humildad, mansedumbre, y paciencia, soportándonos unos a otros y perdonándonos unos a otros como Cristo nos perdono. (Colosenses 3:12-13).