Queremos confundir aquí las funciones gramaticales con las dimensiones de que se habla en cada terminología cinematográfica:
Ella pasa demasiado tiempo en el trabajo:
/Ella/ es el sujeto de la oración. /Pasa/ es el verbo, núcleo del predicado. /demasiado/ tiempo en el trabajo, equivale a la modificación del verbo dentro del predicado. /Tiempo/, núcleo de esa área o sintagma, es modificado por /demasiado/, que a su vez modifica al sustantivo /tiempo/. Hace el papel de /adjetivo/.
Si dijéramos: Pasa dificultades en el trabajo, si le adherimos la voz demasiado, tendremos que hacer el cambio a demasiad/as/, para lograr la concertación con la forma de género que le estamos dando a la frase: demasiad/dos/ dificultades, hemos cambiado en género y número.
Si decimos: /habló demasiado/, es indiferente que haya hablado /él/ o /ella/: ella habló demasiado, no podríamos decir que habló demasiad/a/. En tal caso es una forma inalterable, no importa que se trate de un término masculino o femenino o que se hable en singular o plural, porque el adverbio es de uso invariable. Luego, en ese empleo /demasiado/ es un adverbio.
En el refrán /Lo demasiad/o/ Dios lo ve/, es una utilización con el artículo neutro /lo/ antecede la forma demasiado; ahí encabeza una oración. Es decir, es de / lo que /se habla/. Aquí hay aplicación de un sustantivo-sujeto.
Entramos o salimos (¿Cómo deberé decirlo?) de la tercera dimensión del uso de una palabra; es decir: como adjetivo, sustantivo y adverbio: 3D.
Pero me asalta la preocupación de si habré cumplido con lo que se ordenó al momento de contratarme.
Cuento las páginas (recuerden que yo escribo a mano y con lápiz de grafito). Apenas llego a cinco hojas de tamaño común: (81/2 x 11).
Entonces rememoro y campanea en mi mente la voz de Bienvenido Álvarez Vega (director): En esa misma, no pude llegar a mas de 81/2 x 11. Si no alcanza esa medida no le publicaremos. Pero si se pasa de ahí lo mandamos de paseo.
Me doy cuenta de que estoy en un problema. Debo ajustar y no pasarme exactamente de las ocho manuscritas, pero sin dejar de llegar a la encomienda.
Me levanto y pelo por el mayor de la Real Academia a ver si en algún momento la Real ha incluido el empleo del vocablo zarandeado en el presente material /Demasía/, /demasiadamente/, y demasiado(a), /demasiarse/: verbo pronominal, poco usado, que se dice de quien se excede. Hemos localizado así un cuarto empleo de la voz demasiado. Equivale a que nuestra creencia de que una de sus derivaciones puede alcanzar las tres funciones (3D) o tercera dimensión. También se localiza en el del DRAE de Americanismos, de la Real Academia y de la Asociación de Academias de la Lengua Española. Hasta aquí nos acercamos a siete manuscritos. Nos bastaría con hojear Diccionarios del Español Actual, de Manual Seco, y el Diccionario de uso del Español, de María Moliner. Quedaría, por lo menos, la enciclopedia del Idioma de Martin Alonso. Y ya van siete páginas manuscritas. Veremos a ver en qué para esto Ni poco ni demasiado, recomienda Alberto Cortez, todo es cuestión de medida.