La Cuarta República: Los 10 años de Balaguer

La Cuarta República: Los 10 años de Balaguer

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El Joaquín Balaguer que llegó a la presidencia de la República en 1986 había cambiado en algunos aspectos, luego de ocho años fuera del poder.  Estaba casi totalmente ciego; no tenía sobre si la presión de los grupos militares de otrora y estaba al tanto de los manejos electoralistas que le facilitaron su retorno.   Se mantenía lúcido y más aficionado al poder autoritario que nunca. En esta ocasión, la vida institucional y las libertades públicas no sufrieron deterioro, pero en la etapa anterior no se alteraron las premisas constitucionales de la “Pax Balaguerista”.

Balaguer reinició con nuevos bríos su conocida política de impulsar  las construcciones, algunas de ellas criticadas por innecesarias, esta vez sin importar el endeudamiento externo; en desmedro de programas sociales vitales como la salud, la educación y el desarrollo rural.  Los servicios públicos como la energía y el transporte sufrieron grave deterioro.

En mayo del 1990, fruto de un PRD fraccionado por la salida de Majluta, quien formó el Partido Revolucionario Independiente (PRI), afectado por el enjuiciamiento de Salvador Jorge Blanco por supuestos actos de corrupción y los avances del PLD, Balaguer obtuvo una frágil victoria sobre Bosch, gracias a su alianza con otros partidos menores; en una jornada en que se denunciaron fraudes del partido oficial.

Desde 1990 el país vivió un proceso caracterizado por fuertes convulsiones sociales y políticas debidas a la falta de legitimidad del régimen,  y al deterioro económico y social, que impulsaron al gobierno a realizar reformas económicas importantes de carácter liberal; así como a la aprobación de una nueva Ley Electoral y a la cedulación de toda la población; pero la JCE designada por la mayoría gubernamental estableció un formato de cédula que facilitó su adulteración y permitió que decenas de miles de perredeístas fueran sacados del padrón electoral. Con lo cual Balaguer ganaría por estrecho margen a Peña Gómez en el 1994.

El repudio nacional  e internacional  de los fraudes, que el PRD pudo demostrar, obligaron a Balaguer a aceptar la reducción de su nuevo mandato a dos años y a que se consignara en una reforma constitucional la prohibición de la reelección en períodos consecutivos; la separación en dos años de las elecciones presidenciales de las congresionales y municipales, pero se añadió como requisito para la Presidencia el obtener más del 50% de los  votos, o que  hubiera una segunda vuelta  entre los candidatos más votados para tratar de evitar el triunfo electoral de Peña Gómez.  También pasó la designación de los jueces a la Suprema Corte de Justicia a ser  elegida por un Consejo de la Magistratura, y facultó a los dominicanos para tener doble nacionalidad.

 

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