La Cuesta de Moyano, la calle más leída de Madrid

La Cuesta de Moyano, la calle más leída de Madrid

La Cuesta de Moyano es la calle más leída de Madrid, o por lo menos así definió el escritor Francisco Umbral a la emblemática feria de libros de segunda mano de la capital española, que cumple cien años.

Esta calle, situada al margen del parque del Retiro, es conocida por su hilera de casetas de madera que albergan cientos de libros en su interior y que desde 1925, los lectores acuden a encontrar grandes tesoros literarios.

Cien años después, libreros de tercera generación continúan vendiendo libros de todo tipo, novedades, cómics, clásicos y por supuesto, obras de segunda mano que entre sus páginas guardan billetes de autobús de los años cuarenta, notas de amor o fotografías anónimas de personas que algún día vivieron esas historias entre lectura y lectura.

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Una fuente de alimento para muchos escritores

“Moyano es un analgésico en medio del bullicio de la ciudad, cuando empiezas a recorrer sus casetas te olvidas de los problemas”, dijo en una entrevista a EFE Lara Sánchez, librera y presidenta de la asociación ‘Soy de la Cuesta’.

Sánchez, nieta del mítico librero Pepe Berchi, ha vivido la feria “desde su infancia” y conoce muy bien la historia de este “lugar único de encuentro a pie de calle entre la literatura y la ciudadanía”.

Esa cercanía fue la que atrajo a la cantante y compositora Christina Rosenvinge, que, según relata Sánchez, “cuando era jovencita le intimidaba mucho ir a una librería cerrada, curiosear y que se viera que no era tan culta, pero que en Moyano perdía esa timidez porque los libros están a tu encuentro sin tener que entrar en un espacio cerrado”.

Entre sus millas de anécdotas, recuerda cuando Mario Vargas Llosa llegó a Madrid y acudió a la feria como “una fuente de alimento literario” para ese joven escritor que estaba comenzando su primera novela ‘La ciudad de los perros’.

Pero el novelista peruano no era el único que se dejaba ver por Moyano, a lo largo de su historia han pasado por allí muchos personajes ilustres como Ortega y Gasset, María Zambrano, Pío Baroja, Federico García Lorca o Paco Umbral, entre muchos otros.

Así, Moyano se convirtió en un lugar congelado en el tiempo donde se encuentran libreros, lectores y escritores.

“Es un territorio de libertad”, aseguró Sánchez que detalla cómo se formaban las tertulias de lo más dispares alrededor de la caseta de su abuelo, como “por ejemplo un general de la división azul que iba mucho por allí y se pasaba horas hablando con un ministro del PSOE”.

Moyano ha vivido una guerra civil, la posguerra, varias crisis económicas y durante los años cuarenta y cincuenta, bajo la dictadura de Franco y la censura, también se pudieron encontrar los libros prohibidos.

Ortega y Gasset salvó la Cuesta

Pero en los últimos años la Cuesta ha tenido que afrontar otras adversidades. “Ahora se enfrenta al intrusismo de la era digital, que ha abaratado mucho el negocio”, señaló la librera.

También batalla contra la gentrificación. “Antes la gente iba los domingos a Moyano, compraba algún libro, hablaba con los libreros y con otros lectores”, pero con la pérdida de vecinos en el centro de la ciudad, muchos clientes dejaron de acudir, lamentó.

Ante el declive de la feria, Sánchez, que contaba con experiencia previa en comunicación cultural en diversas instituciones públicas y privadas, decidió fundar en 2019 la asociación “Soy de la feria”.

Todo comenzó con unas cartas inéditas de Ortega y Gasset a Ramiro de Maeztu que la librera encontró en casa de su abuelo unos años después de que este falleciera. Vendió esta alegría literaria a la Biblioteca Nacional y con ese dinero comenzó la campaña de la asociación, a la que se sumaron grandes escritores como Arturo Pérez Reverte, Mario Vargas Llosa o Fernando Aramburu.

Unos libros muy especiales

Junto con ella trabaja la primera mujer presidenta de los libreros, Carolina Méndez, quien heredó la caseta que su abuelo consiguió en 1947 y pasó “toda su vida entre libros y siempre en la cuesta”. “Las casetas están presididas por libreros especiales que aman su profesión porque estar en la cuesta no es fácil, tiene que montar el puesto cada día, hace frío, calor, llueve…”, señaló Méndez.

Recuerda que fue en los años 50 cuando empezaron a venderse novedades y otros libros, además de segunda mano. Esta variedad hace de Moyano “un lugar único”, con diferentes casetas especializadas en diversos estilos.

Juntas trabajan por visibilizar la Cuesta de Moyano, mejorar las condiciones de los libreros y conservar esta alegría literaria en pleno corazón de Madrid.

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