La cuestión racial y el proyecto dominicano de anexión a Estados Unidos en 1870

La cuestión racial y el proyecto dominicano de anexión a Estados Unidos en 1870

En su narración, Vega avanza retratando las actividades de los principales activistas anexionistas que operaban en primera línea apoyando los planes de Grant y persiguiendo agendas económicas personales.

Este nuevo libro de Bernardo Vega es una obra de tesis escrita para demostrar que detrás del interés del presidente de los Estados Unidos, Ulysses Grant, por convertir la República Dominicana en un estado de la Unión Norteamericana había dos fuertes motivaciones íntimamente conectadas: una de ellas racial y la otra geopolítica.
En relación con la primera, según Vega, Grant pensaba que la isla de Santo Domingo, con una población mayoritariamente de color, era un lugar ideal para trasplantar centenares de miles de los antiguos esclavos negros a quienes Abraham Lincoln había liberado.
Para entonces los estadounidenses, a través de varias instituciones religiosas abolicionistas, habían realizado experimentos migratorios similares en África, esto es, en Sierra Leona y Liberia.
A pesar de los resultados poco positivos de esas experiencias, Grant y sus asociados mantenían su intención de anexar a ­Santo Domingo y, posteriormente, las demás grandes Antillas para convertirlas en territorios mayoritariamente habitados por negros descendientes de esclavos.
Para Grant y los anexionistas la posesión de la República Dominicana ofrecía amplias probabilidades de enriquecimiento rápido mediante la adquisición gratuita o barata de tierras, la explotación de los bosques maderables y de las minas de oro, cobre y plata que se decía había en Santo Domingo.
La segunda motivación de Grant estaba ligada a la doctrina de Monroe y a la concepción del «destino manifiesto», defendidas ambas por numerosos políticos, publicistas, congresistas y ­militares que consideraban que los Estados Unidos, que ya se habían expandido hacia el oeste y la costa del Pacífico, debían extender también su dominio hacia el sur anexándose las tres grandes Antillas. Uno de los principales abogados de esa expansión fue William Seward, quien fue secretario de Estado en los gobiernos de Abraham Lincoln y Andrew Johnson.
Pese a la extendida popularidad de ambas motivaciones en ciertos círculos de Washington, Grant no las tenía todas consigo, pues contra sus empeños expansionistas se levantaron influyentes voces en el Congreso y la prensa de los Estados Unidos que se opusieron a la incorporación de nuevos territorios poblados por descendientes de africanos.
Esas voces procedían de sectores tan diversos como los productores azucareros del Sur y ciertos grupos liberales del Nordeste estadounidense ligados a los emergentes intereses industriales. El principal protagonista en la oposición a la anexión dominicana a Estados Unidos lo fue el senador por Massachusetts Charles Sumner, a cuya figura y trabajos Bernardo Vega le dedica numerosas páginas.
La historia de los empeños por incorporar el territorio dominicano a los Estados Unidos tuvo también como protagonista central al presidente dominicano de entonces, Buenaventura Báez.
Los esfuerzos de Báez por facilitar esa anexión también están narrados en este libro con numerosos detalles en los que queda claramente establecida la complicidad de este presidente con los aventureros William Cazneau y Joseph Fabens, principales agentes del proyecto de anexión.
Vega ha logrado extraer esos detalles de una extensa bibliografía que le ha servido para elaborar una densa narración en la que destaca la estrecha conexión entre los acontecimientos en Washington y los que tenían lugar, al mismo tiempo, en Santo Domingo.
Por esas razones este libro es una historia diplomática de las relaciones domínico-americanas durante el período formativo de la República Dominicana. Vega da inicio a esa historia en enero de 1845, once meses después de proclamada la separación dominicana de Haití, y la persigue cronológica y temáticamente hasta después del derrocamiento del régimen dictatorial de Buenaventura Báez en 1874.
En su narración, Vega avanza retratando las actividades de los principales activistas anexionistas que operaban en primera línea apoyando los planes de Grant y persiguiendo agendas económicas personales: Orville Babcock, Joseph Fabens, Cora Montgomery, William Cazneau y el senador Oliver Morton, entre otros.
También describe Vega en detalle los orígenes de la comisión del Senado de los Estados Unidos que visitó el país en 1871 para indagar acerca de los sentimientos del pueblo dominicano hacia la anexión. Como es bien sabido, el informe rendido por esa comisión fue hecho traducir por Emilio Rodríguez Demorizi, quien lo publicó casi un siglo más tarde junto con otros papeles del Senado estadounidense generados por aquella visita.
Como contrapunto a los empeños de Grant y sus asociados, Vega destaca el importantísimo papel que jugaron los patriotas dominicanos que se opusieron a la anexión denunciándola tanto en Washington como en el resto de América Latina.
Entre ellos se distinguen el historiador José Gabriel García, quien con su pluma argumentó fuertemente ante el Congreso de los Estados Unidos acerca los inconvenientes de la anexión, y el general Gregorio Luperón, quien le hizo la guerra a Báez y combatió su dictadura durante años tratando de impedir que cristalizara la anexión.
Para los interesados en los comienzos de las relaciones diplomáticas domínico-americanas, así como para aquellos que desean conocer cómo se disolvieron los intentos de convertir la República Dominicana en un estado de los Estados Unidos, este libro constituye una lectura obligatoria.
Vega ha logrado escribir una apretada síntesis de la literatura disponible en una rica narración que se lee fluidamente y con creciente interés, y que supera t por mucho a los demás trabajos publicados hasta la fecha sobre los intentos de anexión de la República Dominicana.
La Academia Dominicana de la Historia siente especial complacencia en publicar este nuevo libro de Bernardo Vega, que se suma a sus numerosas obras acerca de relaciones diplomáticas domínico-americanas, área en la cual se ha especializado.

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