La Cueva de Ambrosio en Cuba

La Cueva de Ambrosio en Cuba

Para la celebración del 2do. Taller Internacional de Arte Rupestre, celebrado en abril de este año (2004) en La Habana, Cuba, tuvimos la oportunidad de visitar la Cueva de Ambrosio, en la provincia de Matanzas, a poco más de dos horas de La Habana. Esta cueva está actualmente habilitada para la exhibición turística de su interior y sus manifestaciones rupestres, principalmente pictografías.

A unos quince pasos de la carretera principal está la entrada de la cueva, la que permite vislumbrar su interior inmediato, y poco más allá, en su salón principal, la iluminación natural que penetra por varias claraboyas, lo que permite ver todo el interior de la sala principal sin necesidad de luces artificiales.

La cueva, abierta en un farallón bajo, relativamente cercano a la costa –parecido al que tenemos aquí del lado de abajo del Mirador del Sur– se extiende por unos cien metros que pueden ser caminados por los visitantes sin dificultad. Solamente las zonas alejadas de las claraboyas necesitan ayuda de linternas.

Una docenas de murciélagos (parecidos al Macrotus waterhousii), casi ya acostumbrados a la presencia humana, suelen emprender el vuelo cuando notan que los visitantes se les acercan demasiado.

La entrada, abierta a favor de una diaclasa claramente observable en el techo, fue modificada excavándose cerca de un metro del piso para permitir el paso de personas de pie, porque de lo contrario debían arrastrarse, tal y como lo hacían los aborígenes. Una puerta metálica cierra la cueva disimulados sus soportes y huecos con formas en yeso similares a las formaciones naturales de las cuevas.

En la Cueva de Ambrosio existen más de 40 pictografías sueltas y varios conjuntos pictográficos de colores negro y rojo anaranjado, destacándose un conjunto donde la figura central es una persona cuyos rasgos tienen más semejanza con la cultura negra que con la cultura aborigen. Sobre su cabeza, incluso, aparece una cruz con una especie de base al pie.

Esta figura me pareció estar en la posición del famoso Chac-mol mexicano, pues parece tener la cara y el busto de frente, pero luce sentado, con las piernas recogidas y los pies plantados en el suelo, mientras que sobre su vientre aparece una gran figura de círculos concéntricos. Hasta ese momento, los compañeros rupestrólogos cubanos no lo habían visto de esa manera.

Los círculos concéntricos se repiten en la Cueva de Ambrosio, apareciendo 10 de ellos en distintas partes de la cueva, desde la entrada hasta el final del recorrido.

Otras figuras geométricas (triangulares, dentadas y lineales) se dispersan por sus paredes, siendo algunas de ellas de una belleza estética asombrosa, tanto por sus trazos como por su simpleza de estilo.

Otras figuras formadas con círculos casi perfectos, unidos con barras, a veces de dos, a veces de cuatro o más círculos, dan una impresión de dominio asombroso sobre el círculo.

Una nota que los compañeros cubanos informan con evidente convicción autocrítica, es el hecho de que estas pictografías fueron retocadas con el propósito de recuperarlas. Es decir, se utilizaron pinturas para avivar sus colores y destacarlas ante los ojos de los visitantes.

Esa acción resultó como producto de la influencia de los trabajos que se realizaron en las cuevas de Tassili, en Libia, donde unas pinturas de miles de años que representan figuras asociadas a humanoides o visitantes extraterrestres (por los trajes y cascos que presentan), fueron retocadas por técnicos franceses a fin de evitar que el proceso de desertificación y sequedad terminara por eliminarlas.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas