De entrada y como nombre de una cueva, parecería que se trata de una cueva utilizada por grupos de adolescentes para juegos y tempranas exploraciones. Pero es un nombre que está muy alejado de la verdad de la historia de esta cavidad, testigo de un capítulo muy doloroso de la historia reciente de la República Dominicana.
La Cueva de los Muchachos ha sido el nombre casi familiar que le ha quedado al sitio donde murieron dos de los cuatro miembros dirigentes de los Comandos de la Resistencia que en 1972 libraron su última batalla contra el ejército regular que, amparado por la protección política del entonces presidente de la República, doctor Joaquín Balaguer, había mantenido una persecución implacable contra todas las organizaciones políticas de orientación izquierdista, principalmente contra aquellas que como los Comandos de la Resistencia había elegido el camino de la guerra revolucionaria urbana.
Sin embargo, decir que Amaury Germán Aristy y Bienvenido Leal Prandy habían utilizado esta cueva como un recurso preventivo dentro de su estrategia de campo de combate no puede ser del todo verdadero.
La cueva señalada como la utilizada por los combatientes del 12 de enero de 1972 no es capaz de albergar con suficiente capacidad logística a ningún número de personas.
Esta cueva tiene una profundidad vertical de 5.50 metros, con una entrada de más de 4 metros de ancho, pero en el fondo la cueva no alcanza ni 5 metros de extensión, con una amplitud entre 1 metro y 60 centímetros. Imposible que fuera considerada por los combatientes de los Comandos de la Resistencia para ser utilizada dentro de algún plan estratégico.
Lo más probable es que, conociendo la existencia de la cavidad y sabiéndose rodeados y sin escapatoria, los revolucionarios la utilizaran como último recurso de trinchera, una trinchera de muerte, resignados al holocausto.
Amaury Germán Aristy y sus compañeros habían sido detectados utilizando una casa relativamente próxima a la cueva. De seguro, el grupo había hecho un reconocimiento de toda el área levantando información sobre el terreno circundante, de manera que pudieran manejarse en terreno conocido en caso de un ataque imprevisto aunque posible, como finalmente ocurrió.
Según personas de la zona, no se conoce ninguna otra cavidad más cercana a la casa utilizada por el grupo, como tampoco otra cueva que hubiera servido con más posibilidades de refugio o escapatoria a los revolucionarios.
Hasta ahora se había difundido la imprecisa idea de una cueva de cierta amplitud, incluso utilizada para guardar armamento, pero esto es poco probable, aunque no descartable. Esta información solamente pueden tenerla los militares que participaron en su revisión luego de muertos Amaury y sus compañeros.
El tema de la Cueva de los Muchachos viene a cuento porque un grupo de personas interesadas en preservar el recuerdo de los miembros de los Comandos de la Resistencia muertos en el lugar, han decidido acondicionar el entorno de la cueva para tenerla como monumento de recordación.
Actualmente, la cueva está en condiciones deplorables, puesto que ha sido utilizada para el vertido de basura, principalmente de vidrios, aparentemente procedentes de alguna empresa de espejos, cuadros y otros artículos relacionados.
El grupo que se ha propuesto el rescate de la Cueva de los Muchachos, encabezado por Guaroa Ubiñas, Héctor Llanos y Carlos Campusano, proyecta organizar la limpieza de ésta, previo a un levantamiento de información de su interior y al diseño de un entorno que permita a los visitantes estar en el sitio con cierta comodidad, y donde se puedan encontrar cada cierto tiempo los amigos y familiares de los jóvenes muertos en el histórico combate urbano del 12 de enero de 1972.
A tal efecto, el equipo que se ha encargado de la recuperación de la cueva está dando los pasos necesarios para contar con la autorización de las instituciones interesadas en su propósito.
Lo más probable es que al final, ya recuperada y habilitada, la cueva cambie de nombre, aunque también podría quedarse con el nombre que hasta ahora la ubica en los tiempos más ardientes de la juventud dominicana: la Cueva de los Muchachos.