La Cueva de Nisibón

La Cueva de Nisibón

POR DOMINGO ABRÉU COLLADO
Podrán sugerirse todas las probabilidades, causas, razones, lógicas o impulsos, pero nunca se sabrá a ciencia cierta a qué entró un tractor a la Cueva de Nisibón, removiendo piso, rocas, formaciones y todo lo que encontró a su paso, por lo menos, hasta unos 50 metros desde la entrada al interior.

Esto recuerda la situación aquella de la época de Trujillo, cuando se mandó a limpiar el área donde estuvo la primera ciudad del nuevo mundo: La Isabela, en la costa norte (hoy provincia Puerto Plata) sitio de la primera casa de los Colón, específicamente de Don Cristóbal, de la primera iglesia cristiana y de otras primeras casas y cosas del Nuevo Mundo.

En ese entonces, la idea era despejar la invasión de malezas y vegetación alta en el área, a fin de que pudieran verse claramente los restos de la primera ciudad construida por los conquistadores españoles. Sólo que, para algunas personas del lugar, aquello de «limpiar» un área significó la utilización de un tractor para arrasar con todo lo que pareciera malezas y despojos. Y tras ese propósito se arrasó con todo lo visible de La Isabela, dejando apenas vestigios de sus basamentas.

Es posible que algo similar ocurriera con la Cueva de Nisibón, localizada dentro del mismo pueblo de Nisibón, visitada «por todo el vivo», y sobre la que ya se han construido casas de cemento, aparte de las construidas a su alrededor.

Las características de esta cueva guardan mucha similitud con las que se abren muy cercano a toda la costa a lo largo de Nagua y Cabrera, posiblemente debido a la semejanza geológica, pues ambas corresponden al pleistoceno reciente.

Caliza arrecifal muy porosa, formaciones secundarias tempranas, depósitos de agua y poca extensión, caracterizan a esta cueva, en la que –quizás debido a la rugosidad de sus paredes- no se encuentran manifestaciones rupestres, pues la Cueva de Nisibón se encuentra en una zona donde la cultura Taína dejó importantes señales de su paso.

Es probable que la entrada a la cueva de un tractor, precedido y seguido luego de la visitación incontrolada, hayan alterado de tal manera toda la cueva, que sea casi imposible localizar materiales arqueológicos, pues normalmente los vecinos de las cuevas las exploran y saquean hasta el último fragmento, mucho más si es una cueva que, como la de Nisibón, se encuentra prácticamente en el centro del pueblo.

Una gran claraboya se abre en la parte central de la cueva, por donde durante mucho tiempo se lanzaron desperdicios. En el exterior, una cerca de alambres de púas previene la aproximación de personas a la claraboya, de unos 20 metros de diámetro.

En cuanto a la fauna que alguna vez albergó la cueva poco debe quedar, con excepción de los diminutos organismos acuáticos casi invisibles a los humanos. De todas maneras, la presencia de viviendas en el exterior, principalmente en la parte superior de la cueva, deja la posibilidad de que se haya contaminado severamente el agua, cosa que habrá que determinar mediante análisis.

Los dueños de los terrenos –más bien del solar– donde se encuentra la Cueva de Nisibón, han instalado un techo de cana y bancos de madera cerca de la entrada, para recibir turistas procedentes de la zona de Bávaro, a los que cobran un dólar por ver la cavidad.

Para esta actividad eliminaron de la cueva la mayor parte de los desperdicios sólidos e instalaron un par de alambres para un tenue alumbrado, un procedimiento que con toda seguridad va a presentarse en muchas cuevas del país según avance el turismo, por lo que se hace necesario notificar a los dueños de terrenos con esas condiciones, a fin de evitar en las cuevas más daños que los ya recibidos.

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