Las agujas del reloj marcan las 10:00 p.m. En las avenidas John F. Kennedy, Winston Churchill y George Washington, como en muchas otras, el tránsito comienza a cesar. Los dominicanos empiezan a recogerse y una especie de penumbra se cierne sobre la ciudad.
Miedo
En el aire se respira miedo… El sentimiento no es para menos, si se considera que el actual índice de criminalidad en el país ronda el 19%, de acuerdo a datos de la Secretaría de Interior y Policía.
La cifra, a los ojos de muchos, poco se corresponde con lo que se aprecia en el panorama diario, pues leer los titulares de un diario dominicano más bien parece como hojear los capítulos de alguna novela de terror.
La otrora vida feliz
En mi época no había tanta delincuencia, uno no desconfiaba tanto de la gente, dormíamos con la puerta abierta. Uno era más feliz.
Así se expresa Mario Cabral, de 84 años de edad, y quien hace un viaje en el tiempo para explicarnos cómo el miedo por la inseguridad ciudadana cambió hábitos dominicanos.
También a los jóvenes
La transformación ha llegado también a los más jóvenes, quienes son presas del miedo. Tal es el caso de Yeniffer Sánchez, de 22 años de edad, quien estudia Derecho en la UASD, y todos los días tiene clases hasta las 10:00 de la noche.
Para llegar a mi casa tengo que cruzar un puente peatonal, por lo que a veces temo que me atraquen.
Su miedo es valedero, sobre todo si se considera que se han registrado casos de jovencitas que han sido violadas y jóvenes que han matado por un celular o por un simple par de tenis.
Menos bonche, más restricciones
Vamos, si hay algo que el miedo ha cambiado es el patrón de diversión. Antes el bonche era hasta las 6:00 de la mañana. Pero desde el 2005, de manera oficial es hasta las 12:00 m de domingo a jueves, y los viernes y sábado hasta las 2:00 p.m. Esto como parte del decreto para la regulación de la venta de bebidas alcohólicas que emitió la Secretaría de Interior y Policía en el 2005.
Antes yo salía hasta las 3:00 de la mañana pero ahora con todo esto de la delincuencia sólo lo hago hasta la 1:00 de la mañana, cuenta Mario Cabral, uno de los jóvenes que modificó su patrón de diversión.
Las madres, las que más sufren. Si hay un grupo social que sufre el auge de la delincuencia son las madres.
Cuando mi hijo Mario sale no puedo dormir, señala Gilda Martínez, otra madre presa del miedo.
Y mientras las autoridades deciden ir a la raíz del problema, el reloj ya marca las 12:00 de la noche. Don Mario duerme recordando tiempos mejores, Mario mira el reloj y se prepara a tomar la autopista y su madre, Gilda, espera en vilo con el temor de que a su hijo le pase algo.
EL ESPECIALISTA
TAHIRA VARGAS tahiravargas@yahoo.es
Ciudad insegura
Las condiciones de seguridad ciudadana han disminuido mucho y la continua información que se produce desde los medios de comunicacion sobre ello genera mucho miedo. Esto ha generado cambios en las actitudes de la gente: ha aumentado la agresividad y la desconfianza hacia el otro.
Yeniffer Sánchez
Al igual que muchos estudiantes universitarios, tomo clases nocturnas, por lo que a veces me da miedo porque para llegar a mi casa tengo que caminar un trayecto medio oscuro.
Don Mario Cabral
Antes no se veía tanta delincuencia como ahora. Las galerías eran al aire libre y uno podía dejar amanecer cosas como las mecedoras afuera. Nadie se atrevía a coger lo ajeno.
Gilda Martínez
Como madre vivo en una zozobra constante porque cada vez que mi hijo Mario sale me da miedo que le pase algo malo, ya que uno ve que a cada rato hay un atraco. Yo le pido a Dios que libre a uno.
Mario Cabral
Yo estoy en una edad que debo divertirme. Me gusta ir a casa de mi novia y salir con mis amigos. Sin embargo, actualmente llego más temprano a mi casa, tú sabes, por todo esto de la delincuencia.