En un mundo globalizado, donde la feria de las ideas tiene un tan alto espectro urge la conquista y el rescate de los valores y la excelencia.

Quien escribe, por cierto, en un intento de llegar más lejos del punto geográfico donde he tenido la dicha de nacer, Republica Dominicana, pretende en cierta forma arraigar en la conciencia de aquellos que tienen en su poder el ser líderes en este campo del conocimiento, su gran responsabilidad en tocar el alma de las personas para su desarrollo sobretodo si se trata de la niñez o la juventud por ser estas etapas vulnerables en camino al crecimiento.

En este sentido cabe resaltar que nuestro país, pequeño en territorio, pero inmenso en valores ha de custodiar con entereza y responsabilidad su esencia e identidad y no permitir dejarse «mangonear» por intereses malsanos que pretenden deconstruir nuestra historia y nuestro caminar en los parámetros divinos que salvaguardan a nuestra gente desde la célula vital que es la familia como Dios manda.

Ha llegado el tiempo en que se pone a prueba nuestra entereza y firmeza para defender lo que hemos sido, lo que somos y lo que debemos ser.

No nos dejemos engañar con nuevas falacias y teorías. Autoridades y padres de familia tienen hoy más que nunca un importante reto que afrontar.

Cultura si, descomposición cultural jamás. Los dominicanos somos conocidos mundialmente como personas buenas, de fe, de trabajo, de familia, de desarrollo y de servicio.

La verdad nos hará libres.
Permanezcamos en ella.
¡Dios, Patria y Libertad!