MELANIA E. RONDÓN
Desde los comienzos del patriarcado los hombres han juzgado útil mantener a la mujer en un estado de dependencia: sus códigos han sido establecidos contra ella y de ese modo ha sido convertida concretamente en el otro .
Esa manera de proyectar a la mujer, impide visualizarla en posibilidad de subversión del orden establecido; por eso las reivindicaciones de la mujer a nivel político y económico se hacen tan difíciles de lograr, pues son el otro, arrebatan fragmentos de poder y derriban mitos. Para Simone de Beauvoir tal vez se extinga algún día el mito de la mujer: cuanto más se afirmen las mujeres como seres humanos, más pronto morirá en ellas la maravillosa cualidad de lo Otro.
La literatura con sus recursos para la ficción envuelve en bellezas formales las circunstancias más calamitosas por las que alguien pueda estar atravesando. De esto, un buen ejemplo es la poesía Angustia del poeta dominicano Gastón Fernando Deligne ( 18611913). Él describe la situación de una mujer que queda embarazada, pero sin el apoyo del hombre que la embarazó. Ella prosigue con el embarazo y asume su maternidad con grandes precariedades es pues es el drama de una madre soltera y un hombre irresponsable.
Este elegante poema es un reconocimiento una exaltación a la condición femenina: en cuanto madre, y hacedora de tareas domésticas. Veamos:
Su mano de mujer está grabada / hasta en el lazo azul de la cortina;
no hay jarrones de China ,/ pero es toda la estancia una monada.
Junto a la frescura de estos versos, está también la construcción social de género, la asignación de roles a la mujer girando su vida alrededor de ese círculo. El poeta Deligne, explotando el llamado sentimiento maternal, sigue poetizando:
Su corazón de madre se deslíe/ y al hijo que es su gloria y embeleso, le premia con un beso si es que ríe,/ le acalla, si es que llora con un beso
Esa mano de mujer, inspiración del poeta Deligne, aparece también en el poemario: Escribir en Femenino del contemporáneo poeta Adrián Javier, quien en su poema Mujer Anónima, nos dice :
Hay una mano de mujer/ Un alba anclada/ Un navío flameando/ Que fluye iracundo
Salido de la herida/ La mujer anónima/Que ahora esconde
En estos versos, también se puede hallar otra Angustia aletargada. Nos hablan de una mujer paralizada en el proceso de su desarrollo humano. El título colocado por el autor envuelve una realidad: Esa mujer es anónima, está escondiendo su propio ser, lo esconde porque no se siente ser ella, sino la otra, pero estigmatizada por la cultura e ideología patriarcal.
Adrián Javier, en su poema Mujer de la Hora, colocó estos versos:
en su vocación de esfera/ padece en lo oscuro/la melodía de un dios menor/
pero en el llano /Recobra y abraza/ su llama/Es el agua de las horas/
Esta mujer/ que responde / cuando alguien clama
Ese responder cuando alguien clama, es abnegación, olvido de sí misma, aplazamiento de sus proyectos personales. En este orden. Así Pablo Neruda, gran poeta chileno, en su libro Veinte poemas de amor y una canción desesperada destaca el poema Cuerpo de Mujer.
Cuerpo de mujer/ blanca colina /Te pareces al mundo/ en tu actitud de entrega
Mujer, mi cuerpo de labriego salvaje te socaba/ y hace saltar el hijo/ del fondo de la tierra.
En estos versos de un erotismo manejado con elegancia poética, la mujer es proyectada como cuerpo, recipiente de la maternidad y de placer. Reducir así a la mujer, es aniquilar sus posibilidades de trascender. Este reduccionismo se puede apreciar mejor cuando Aybar, personaje utilizado por Cestero, al referirse a la viuda del poeta, comenta: Carmen queda sin un peso, y ahora tendrá que escoger entre otro lecho o la batea, ó etiquetarse encorbada sobre la tabla de planchar
La historia de la humanidad ha conocido de grandes luchas de mujeres por alcanzar niveles de desarrollo más allá de lo que proyectan los estereotipos y condicionamientos socioculturales. Contra ese triángulo: mujer objeto de placer, maternidad y oficios domésticos, lucharon aquellas obreras textiles gracias a las cuales conmemoramos cada 8 de Marzo el Día Internacional de la Mujer. Ahí están además, las sufragistas, Evangelina Rodríguez, Florinda Soriano (Mamá Tingó), Minerva Mirabal, Clara Zetkin, Salomé Ureña, Simone de Beauvoir, Ercilia Pepín, María Trinidad Sánchez, y otras tantas. Si la mujer -como dice Neruda- se parece al mundo en su actitud de entrega, debe ser por las hazañas y los méritos de estas y otras mujeres.
La literatura, excelente vehiculo de difusión, puede contribuir a un cambio de mentalidad proyectando imágenes de lo femenino más en consonancia con los valores de equidad e igualdad entre los géneros, así, algún día podríamos expresar lo que Deligne en su poesía: Y entró la salvación dulce y radiante por donde entró señora la miseria.