Respaldamos y aplaudimos con conciencia ciudadana todos los esfuerzos nacionales por la alfabetización, con profunda admiración por el conjunto de personas implicadas y comprometidas con el proyecto, saludando especialmente a las mujeres y los hombres que sacan el tiempo y el espacio para superar y vencer lo que el poeta Víctor Hugo llamaba el flagelo de la libertad.
Creemos, que en pleno siglo XXI, alfabetizar es ante todo servir con responsabilidad, fortaleciendo la dignidad humana.
Sin embargo, la urgencia de los tiempos nos exigen más, pues no podemos descartar que así como nuestra sociedad ha ido acumulando un analfabetismo crónico del que son responsables todos los gobiernos que llegaron al Palacio Nacional después de la tiranía, esta misma sociedad ha ido acumulando un alto nivel de iletrismo, que en nuestros días se ha convertido en un diagnóstico alarmante. Muchas estadísticas indican que República Dominicana es uno de los países de América Latina con la mayor ignorancia en cultura general y en conocimiento de su cultura nacional, amén del analfabetismo, incluyendo los integrales. Y, hace pocos días, la ministra de Educación Superior sostiene en un encuentro con rectores de universidades del país, para tratar el tema de las becas para los diplomados en áreas técnicas, que el 53% de los estudiantes universitarios del país abandonan las carreras iniciadas. Estas responsables declaraciones de doña Ligia Amada Melo demuestran altos índices de deserción, que aceptamos algunas de las razones que la experta atribuye a esta preocupante situación: las condiciones socioeconómicas, ya que la gran mayoría trabaja y estudia, así como a la falta de orientación.
Hace muchos años que se habla de la necesidad de invertir en la formación de los maestros, de los profesores tanto de la primaria como de la secundaria, y de la enseñanza superior. Este operativo que se impone desde varias décadas, no se puede lograr sin unir las conciencias del Ministerio de Cultura con las conciencias del Ministerio de Educación. Obviamente, los dos ministros en sus políticas pueden entender que deben trabajar juntos y poner al servicio de un diagnóstico compartido con todos sus recursos humanos, logísticos y financieros con direcciones de acción cultural y educativa, en las que cada ministerio entienda que la educación es cultura y la cultura es maestría de educación. Más aún, se necesita entender que la cultura está al servicio de la educación, pues un pueblo educado es ante todo un pueblo culto. Por eso, a la vez que alfabetizamos es fundamental elevar el nivel cultural de las mayorías populares, y del conjunto de la ciudadanía.
Saludamos el recién firmado Pacto Nacional por la Educación, esperando que genere una gran red de recursos nacionales que permita crear una dinámica nacional, y visualizamos que podría empezar a levantar una movilización cultural con el motivo de educarse con cultura. El sector privado que siempre ha aportado grandes esfuerzos en este sentido puede unirse al sector oficial con objetivos precisos. Cuando hablamos de conmemoraciones patrias, creemos que dentro de las escuelas y de los círculos culturales, de las casas de la cultura, museos, etc., pueden darse ciclos formativos de historia, civismo, e interactuar con la diversidad de materias para despertar en el público de ciudadanos el interés de saber, conocer y reflexionar a fondo sobre un valor cultural e histórico.
Despertar el juicio crítico a través de conocimiento profundo de un valor ciudadano es fundamental para el crecimiento. Cuando hacemos campaña por el medio ambiente, con acciones de limpieza y siembra, a la vez es importante abarcar el sentimiento de ética estética y belleza con la intervención de la diversidad de materias y de recursos. Un niño y una niña que aprenden a no tirar basura, aprenden a la vez a valorar la belleza de la naturaleza con su profesora y profesor de artes visuales del colegio y de la escuela, quienes preparan su clase para conocer la belleza de su país a través de una obra de Yoryi Morel,o de Domingo Batista, y de los pintores y artistas nacionales que se inspiran del paisaje para evocar la tierra. Es ahí donde los profesores tienen que unir su acción pedagógica para lograr el mayor alcance cultural en toda su enseñanza. Los estudiantes de turismo, de publicidad, de artes, etc. deben analizar campañas propositivas como las de las empresas y fundaciones culturales del país, así como las del Ministerio de Turismo.
La extensión cultural se puede hacer con todas las materias, y la pedagogía consiste en hacer la coherencia con todos los aspectos del conocimiento. Para lograrlo, los ministerios citados tienen que unirse en acciones precisas, a través de departamentos de gestoría educativa en el Ministerio de Cultura, y de un departamento o dirección de gestoría cultural en el Ministerio de Educación, entidades que trabajarían en concierto para alcanzar el diálogo entre la cultura y la educación.
Atraer y desarrollar la lectura en una dirección urgente, todo el año, los actores profesionales podrían tener contratos permanentes en las bibliotecas, en las escuelas, en las casas de la lectura para suscitar el interés de una obra literaria en sus contenidos y en su lenguaje. Este trabajo puede efectuarse con animaciones dramatizadas de una historia, atrayendo tanto al público adulto como escolar, lo que logra motivar las familias en un compartir cultural.
Entendemos también que la radio y los canales de televisión tienen una gran responsabilidad en estas dinámicas y la primera urgencia sería en crear un organismo que regule la transmisión del lenguaje y exija la corrección tanto semántica, locutiva y moral de las palabras y de las imágenes, con una ética clara, con mensajes ejemplarizadores, lo que no es censura, pero sí respeto y ética frente a las mayorías de televidentes y oyentes. En este caso un consejo de sabios podría exigir a los profesionales el buen y correcto uso de la lengua por ejemplo. También, impulsar y apoyar las industrias culturales, las que deben aportar valor económico y social a la nación y a la sociedad dominicana, traduciéndose todo esto en el desarrollo social y económico, porque la cultura es la base, la materia prima del desarrollo. La cultura es además una gran fuente de trabajo, un ente económico que genera riqueza, es decir, es un sector económico más, tan importante o igual de importante que cualquier otro sector productivo. Pero todo esto debe ser llevado con mucho cuidado y con facilitadores expertos, para no conducirnos por el camino de la mediocridad, como pasa muchas veces, y para muestra un botón, qué tipo de cine se está desarrollando en República Dominicana, exceptuando algunos documentales y películas, empezamos por un cine absolutamente comercial, que desde sus inicios se cualquierizó y ha caído hasta en ocasiones en la vulgaridad, y son producciones que quizás han encontrado el apoyo mayor que otras realizaciones.
Pero no podemos hablar de cultura en el siglo XXI sin soportes audio-visuales, por eso le televisión y la radio son los instrumentos más oportunos, y urge una televisión y una radio educativa que forme y prepare a los maestros, a las familias, y a las generaciones del futuro con programas educativos abiertos, divertidos, ajustados a la juventud que despierten el interés cultural con los instrumentos de hoy.
Es urgente que la televisión dominicana se plantee una misión nacional educativa y cultural con el respaldo de todos los sectores para facilitar la producción de adaptaciones de obras históricas de programas científicos, ecológicos, de apoyo a la salud y al deporte con criterios de creatividad visual contemporánea, pues hacer televisión es hacer arte visual.
Así como se ha levantado una campaña en favor de la alfabetización, debe en concierto levantarse y apoyar una campaña de movilización por el conocimiento y la cultura. Llamamos a la unión de acciones de prioridad educativa y cultural entre los ministerios e instituciones involucradas, que puedan definir un porvenir en común con acciones a corto, mediano y largo plazo. Entendemos que las primeras urgencias están en formar distrito por distrito regional maestros y agentes culturales que trabajen en armonía para que cada materia sea instrumento de cultura pues la historia invita a la literatura y la literatura a las artes dramáticas y visuales.Por ejemplo, este año, dos eventos nacionales invitan a los colegios: la Bienal Nacional de Artes Plásticas y Visuales y la película El teniente Amado. Podría existir un financiamiento en común, una logística compartida para que la mayoría de nuestros escolares reciban el mejor servicio educativo y cultural sobre la historia contemporánea y las artes con acciones pedagógicas compartidas entre los dos ministerios. Todo esto no son más que reflexiones en voz alta y quedan expuestas para ser discutidas, analizadas