Hoy 
República Dominicana dice presente desde ayer con el presidente Luis Abinader a la cabeza en un prometedor diálogo de alto nivel entre América Latina y el Caribe, de un lado, y la convocante Unión Europea al frente. Una cita en Bruselas precedida por expectativas en temas diplomáticos, económicos y políticos con oportunidades para renovar y ensanchar vínculos, mejorar el comercio y extender áreas de cooperación en un momento de la historia en que procede además reafirmar la identificación de los países participantes con las prácticas democráticas y el impulso al desarrollo y al bienestar de los pueblos del archipiélago antillano específicamente.
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Un marco geográfico liderado en varios aspectos por una República Dominicana de elevado crecimiento económico, diversificación productiva y exportadora, ejemplar estabilidad de instituciones y nexos internacionales constructivos y plurales. Atractiva para inversiones y situada en un primer lugar como receptora de capitales en la región y un turismo en pleno crecimiento. El potencial y realidades de progreso de República Dominicana arriban en la carpeta de la misión dominicana a trascendentes escenarios de la capital belga apropiados para influir en decisiones de los liderazgos de otros Estados y de organismos multilaterales con acceso franco a ellos de los que pueden esperarse aceptación y concurso para objetivos de primer orden de este país y sus vecinos. Lo promisorio de la asociatividad está en pie.
