La cuota de recuperación

La cuota de recuperación

El origen de la cuota de recuperación en los hospitales es impreciso; en realidad, el nombre es un recurso eufemístico para hacer tolerable a los oídos el cobro, malicioso o no, por las atenciones en los hospitales públicos. Se decía que, con un mínimo aporte, los usuarios colaboraban en el mantenimiento de determinados servicios.

La práctica cayó en descrédito porque muchos directores y administradores de hospitales estatales hicieron groseras travesuras con esos fondos y la población protestó. No obstante, la cuota sobrevivió al amparo de algunos ingenuos que creímos en nuevas autoridades y favorecimos que se solicitara un aporte mínimo para  mejorar la calidad del servicio que se ofrecía; así esperábamos que lo que se recaudara en un departamento se usara para sus actividades y por ejemplo lo que se producía en cirugía se utilizara en los quirófanos; pero la ilusión fue tan platónica como el amor del toro por la luna. El dinero recaudado se ha usado para todo, menos para mejorar la calidad de los servicios en los que los pacientes aportan: Nóminas extras, pagos, compras y construcciones para cobrar comisiones y otros destinos oscuros.

En reciente entrevista televisada, el Secretario de Salud dijo que no es cierto que se recaudan más de mil millones como dicen los dirigentes del Colegio Médico y afirmó que son apenas unos 100 millones. Aceptando que fuera cierto, nadie tiene un informe sobre el destino de esos fondos derivados directamente de las costillas de los pobres y se evidencia la indolencia de un gobierno que, antes de aportar 100 millones, prefiere quitárselos en los momentos más difíciles y cuando no pueden decir que no.

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